Gárgola de
Sergio Flores
Antonio García
Velasco
Escritor Español, director de Sur Revista Literaria
Sergio
Alfredo Flores Acevedo es un escritor salvadoreño que conocí personalmente en
Punta del Este (Uruguay), en el 17º Encuentro Internacional de Poetas y
Narradores De las Dos Orillas y 7º Congreso Americano de Literatura que se
celebraron del 23 al 28 de octubre de 2018. Sergio tuvo la amabilidad y la
generosidad de regalarme sus novelas: La
cofradía del anillo, El Feudo, El último camarada, El violín de Justo Armas, El libro Codificado de Salarrué y Gárgola.
Sergio Alfredo
nació en Santa Clara, Departamento de San Vicente, El Salvador. Su niñez y
juventud transcurre en la ciudad de Cojutepeque. Se graduó con banda de
excelencia en el colegio León Sigüenza y se graduó de abogado en la Universidad de El Salvador. Son numerosos los reconocimientos a su obra
literaria.
He sometido su
última novela, Gárgola, al análisis computacional por medio de
Analex-ProComenta y en sus resultados baso esta reseña crítica. Comento en
primer lugar que no se trata de una novela muy extensa, pues sólo emplea 47.653 palabras, de las que son distintas: 7.600, lo que supone un
índice simple de variabilidad léxica muy cercano al 16 por ciento, lo cual,
ciertamente, habla de un vocabulario variado, aunque no excesivo. Ello se
explica en tanto que nos encontramos ante una narración de corte policiaco que
da testimonio de una sociedad de bajos fondos, con lenguaje de la calle y
personajes de capas sociales poco favorecidas económica, social o
culturalmente. Su lenguaje, no obstante, resulta eficaz para pintarnos las
situaciones:
“El Agente Landaverde se acercó a los
cuatro niños sentados que se encontraban con la mirada expectante en el policía
vestido de civil que se aproximaba.
Hey bichos, ¿saben algo sobre este muerto?
Los tres niños permanecían callados y de reojo “Tintín”,
miraba a David “El Gárgola”, quien, por su edad y otros atributos de su recia
personalidad, era considerado el líder del grupo.
No hemos visto nada, señor. -Dijo David “El Gárgola” después
de unos segundos sin mirar el rostro del agente, pues tenía los ojos pegados al
suelo y en ese momento no soportaba el fuerte dolor en las articulaciones.
En su interior sabía
de quién se trataba el muerto, pues era un reconocido transexual de la zona y
esperaba que ninguno de sus amiguitos dijera algo sobre el hecho, pues eso
implicaba quedar a merced de los abusos policiales que sacarían a golpe de
macana la información que considerarían que no se había querido dar. Los tres
niños permanecían callados, mirando al suelo, David “El Gárgola” no se percató
del hecho, pues la fiebre de la madrugada y las espantosas pesadillas, lo
mantuvieron privado del mundo exterior. El agente Landaverde volvió a insistir
sobre el hecho.
Les pregunto de nuevo, cipotes, ¿vieron quién mató a este
culero anoche?”
Otro dato que nos sirve para caracterizar el
aspecto léxico de esta obra: las 66 primeras palabras por su frecuencia de uso
(23.158 frente a las 47.653 totales) representan el: 48,597% del conjunto.
Resulta revelador el cuadro con las palabras lexicales (sustantivos, adjetivos,
verbos y adverbios) de tales 66:
Palabras lexicales entre las 66 más
usadas:
Palabra
|
Frecuencia
|
Fr.
relativa
|
|
21
|
No
|
325
|
6,820
|
22
|
Había
|
236
|
4,952
|
25
|
Era
|
182
|
3,819
|
26
|
Mientras
|
171
|
3,588
|
27
|
David
|
171
|
3,588
|
29
|
Es
|
156
|
3,273
|
32
|
Gárgola
|
128
|
2,686
|
37
|
Agente
|
109
|
2,287
|
38
|
Lugar
|
107
|
2,245
|
41
|
Landaverde
|
104
|
2,182
|
42
|
Dijo
|
101
|
2,119
|
44
|
Estaba
|
92
|
1,930
|
45
|
Día
|
89
|
1,867
|
46
|
Habían
|
87
|
1,825
|
49
|
Carlos
|
84
|
1,762
|
50
|
Momento
|
82
|
1,720
|
51
|
Después
|
79
|
1,657
|
52
|
Policía
|
78
|
1,636
|
53
|
Encontraba
|
78
|
1,636
|
54
|
Luego
|
78
|
1,636
|
55
|
Hombre
|
77
|
1,615
|
56
|
Fue
|
77
|
1,615
|
57
|
Más
|
76
|
1,594
|
58
|
Tenía
|
75
|
1,573
|
61
|
Salvador
|
72
|
1,510
|
64
|
Mujer
|
68
|
1,426
|
26 encuentros. Total: 2982 (6,257%)
Entre estas 2.982 palabras (6,25%) y las 23.158
que supone el conjunto de las 66 más usadas existe una gran diferencia que se
explica por el hecho de las palabras no lexicales (determinativos,
preposiciones, conjunciones, pronombres…) ocupan más del 33%.
Entre las 66 lexicales más usadas figuran
nombres propios que nos hablan de los personajes principales de la historia:
David el Gárgola, Landaverde el agente de policía, Carlos… Salvador (El
Salvador, San Salvador) nos remite al lugar donde se desarrollan los hechos.
Nos llama la atención el uso de Mientras que, al
tener valor adverbial, además de ser conjunción, figura entre las lexicales. Se
corresponde con un rasgo del estilo narrativo de Sergio Flores: mediante
Mientras introduce acciones simultáneas a las narradas en primer lugar. Veamos
ejemplos:
1.
Después de tiritar la fiebre se quedó
dormido, cuando el amanecer comenzaba su lento pero persistente aparecimiento.
MIENTRAS dormía, fue
despertado de manera violenta al sentir el puntapié que le había propinado en
su costado derecho un agente de la Policía Nacional Civil, uniformado y armado
con la macana en su mano.
2 -¡¡¡Salgan a la acera hijos de puta, que los vamos a interrogar!!! Dijo con desprecio el agente policial, quien a empujones los sacó de la sala de la casa, y les ordenó que se sentaran en la acera. MIENTRAS salían se percataron que en la zona había muchos curiosos que se encontraban al lado izquierdo de la casa, también había una cinta amarilla que decía “NO PASAR POLICIA”.
2 -¡¡¡Salgan a la acera hijos de puta, que los vamos a interrogar!!! Dijo con desprecio el agente policial, quien a empujones los sacó de la sala de la casa, y les ordenó que se sentaran en la acera. MIENTRAS salían se percataron que en la zona había muchos curiosos que se encontraban al lado izquierdo de la casa, también había una cinta amarilla que decía “NO PASAR POLICIA”.
3.
Un policía uniformado daba una
entrevista a los medios, MIENTRAS
el agente Héctor Landaverde, vestido de civil y con un gorro pasamontaña en su
rostro, para no ser reconocido, revisaba el acta de inspección, elaborada por
uno de los agentes encargados de procesar la escena.
4.
Esta onda ya no me gusta…-dijo
meditabundo el agente Landaverde MIENTRAS
miraba hacia la escena del crimen.
5.
Ciertamente teníamos a un testigo que
se trataba de un transexual, que logró escaparse de un sujeto que le pagó por
servicios sexuales y que estando ambos en un callejón cercano a la calle donde
ofrecía sus servicios sexuales, el sujeto se le fue encima y trató de tomarlo
del cuello, MIENTRAS lo golpeaba
con furia.
Observemos que, en los citados ejemplos, la
acción introducida por Mientras es referida al mismo sujeto que la relatada en
primer lugar (casos 1, 2, 4 y 5) o, bien, el sujeto de la primera es diferente
al de la segunda acción (caso 3).
En el ejemplo 3, apreciamos también la
repetición (evitable) de “servicios sexuales”, que concuerda con lo revelado
por los índices simples de variabilidad léxica y otros indicadores léxicos.
La novela de Sergio nos conmueve por su
testimonio de la vida en El Salvador -los niños de la calle, burdeles, los
buenos sentimientos de ciertas personas pese a su vida miserable, la violencia
y un largo etcétera-, aun teniendo en cuenta que se trata de una novela de trama
policiaca.
Terminemos esta reseña con un ejemplo que nos
muestre la afirmación anterior:
Un hombre de unos cincuenta años de
edad, quien a simple vista revelaba su preferencia homosexual, hacía limpieza
en el lugar, adentro lavaba el maloliente sanitario, el cual rebalsaba de
excremento y vómito de la parranda de los clientes de la noche anterior. Las
prostitutas del negocio dormían cada una en su cuarto, un cliente salía de uno
de estos, después de pasar la noche en su compañía, se le podía notar la resaca
en su rostro y sin decir una palabra, salió del lugar. El hombre vestido con un
pantalón ajustado, una camisa blanca y un delantal, salió con una escoba en sus
manos después de hacer limpieza en el sanitario y comenzó a barrer cerca del
mostrador. David “El Gárgola” estaba en una silla observándolo, cuando el
hombre levantó la mirada lo vio.
¡¡David!!, mi muchachito, ¿Qué te pasa,
estás enfermo?
El hombre dejó la escoba y se acercó
apresurado donde el muchacho, le tocó la frente y lo sintió caliente, el hombre
lo abrazó y comenzó a llorar de manera acongojada.
Estoy bien, sólo quiero preguntarte si
tienes algo para el dolor y la calentura, no aguanto el cuerpo.
Es esa babosada de la Chikungunya la
que te ha dado, esperame te voy a dar una pastilla de acetaminofén para que te
las tomes.
El hombre salió sollozando hasta un
cuarto donde tenía sus pocas pertenencias, de un bolsón guindado de un clavo,
sacó un blíster de acetaminofén y se lo llevó al muchacho. Luego tomó un vaso y
lo llenó de agua de una botella que se encontraba en el mostrador y lo puso
frente a David “El Gárgola”.
Tomate una en la mañana, otra al medio
día y la última en la noche.
Después el niño agarró el vaso y de un
trago se tomó la pastilla. Después de darle dos sorbos más al vaso, fijó la
mirada en la mesa, el hombre tenía los ojos llorosos y guardó silencio mientras
observaba al muchacho, no podía ocultar la vergüenza que sentía frente a él. En
el prostíbulo era conocido como “La Lita”, su existencia desde que era un
adolescente, la había vivido dentro de ese tipo de negocios en los alrededores
del convulsionado centro de San Salvador…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por sus aportes