martes, 1 de enero de 2019

Gárgola de Sergio Flores por Antonio García Velasco, escritor español.


Gárgola de Sergio Flores

Antonio García Velasco
Escritor Español, director de Sur Revista Literaria 
 
Sergio Alfredo Flores Acevedo es un escritor salvadoreño que conocí personalmente en Punta del Este (Uruguay), en el 17º Encuentro Internacional de Poetas y Narradores De las Dos Orillas y 7º Congreso Americano de Literatura que se celebraron del 23 al 28 de octubre de 2018. Sergio tuvo la amabilidad y la generosidad de regalarme sus novelas: La cofradía del anillo, El Feudo, El último camarada, El violín de Justo Armas, El libro Codificado de Salarrué y Gárgola.  
Sergio Alfredo nació en Santa Clara, Departamento de San Vicente, El Salvador. Su niñez y juventud transcurre en la ciudad de Cojutepeque. Se graduó con banda de excelencia en el colegio León Sigüenza y se graduó de abogado en la Universidad de El Salvador. Son numerosos los reconocimientos a su obra literaria.
He sometido su última novela, Gárgola, al análisis computacional por medio de Analex-ProComenta y en sus resultados baso esta reseña crítica. Comento en primer lugar que no se trata de una novela muy extensa, pues sólo emplea 47.653 palabras, de las que son distintas: 7.600, lo que supone un índice simple de variabilidad léxica muy cercano al 16 por ciento, lo cual, ciertamente, habla de un vocabulario variado, aunque no excesivo. Ello se explica en tanto que nos encontramos ante una narración de corte policiaco que da testimonio de una sociedad de bajos fondos, con lenguaje de la calle y personajes de capas sociales poco favorecidas económica, social o culturalmente. Su lenguaje, no obstante, resulta eficaz para pintarnos las situaciones:  
El Agente Landaverde se acercó a los cuatro niños sentados que se encontraban con la mirada expectante en el policía vestido de civil que se aproximaba.  
Hey bichos, ¿saben algo sobre este muerto? 
Los tres niños permanecían callados y de reojo “Tintín”, miraba a David “El Gárgola”, quien, por su edad y otros atributos de su recia personalidad, era considerado el líder del grupo.
No hemos visto nada, señor. -Dijo David “El Gárgola” después de unos segundos sin mirar el rostro del agente, pues tenía los ojos pegados al suelo y en ese momento no soportaba el fuerte dolor en las articulaciones.
 En su interior sabía de quién se trataba el muerto, pues era un reconocido transexual de la zona y esperaba que ninguno de sus amiguitos dijera algo sobre el hecho, pues eso implicaba quedar a merced de los abusos policiales que sacarían a golpe de macana la información que considerarían que no se había querido dar. Los tres niños permanecían callados, mirando al suelo, David “El Gárgola” no se percató del hecho, pues la fiebre de la madrugada y las espantosas pesadillas, lo mantuvieron privado del mundo exterior. El agente Landaverde volvió a insistir sobre el hecho. 
Les pregunto de nuevo, cipotes, ¿vieron quién mató a este culero anoche?”
Otro dato que nos sirve para caracterizar el aspecto léxico de esta obra: las 66 primeras palabras por su frecuencia de uso (23.158 frente a las 47.653 totales) representan el: 48,597% del conjunto. Resulta revelador el cuadro con las palabras lexicales (sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios) de tales 66:

Palabras lexicales entre las 66 más usadas:


Palabra
Frecuencia
Fr. relativa
21
No
325
6,820
22
Había
236
4,952
25
Era
182
3,819
26
Mientras
171
3,588
27
David
171
3,588
29
Es
156
3,273
32
Gárgola
128
2,686
37
Agente
109
2,287
38
Lugar
107
2,245
41
Landaverde
104
2,182
42
Dijo
101
2,119
44
Estaba
92
1,930
45
Día
89
1,867
46
Habían
87
1,825
49
Carlos
84
1,762
50
Momento
82
1,720
51
Después
79
1,657
52
Policía
78
1,636
53
Encontraba
78
1,636
54
Luego
78
1,636
55
Hombre
77
1,615
56
Fue
77
1,615
57
Más
76
1,594
58
Tenía
75
1,573
61
Salvador
72
1,510
64
Mujer
68
1,426

26 encuentros. Total: 2982 (6,257%)

Entre estas 2.982 palabras (6,25%) y las 23.158 que supone el conjunto de las 66 más usadas existe una gran diferencia que se explica por el hecho de las palabras no lexicales (determinativos, preposiciones, conjunciones, pronombres…) ocupan más del 33%.
        Entre las 66 lexicales más usadas figuran nombres propios que nos hablan de los personajes principales de la historia: David el Gárgola, Landaverde el agente de policía, Carlos… Salvador (El Salvador, San Salvador) nos remite al lugar donde se desarrollan los hechos.
           Nos llama la atención el uso de Mientras que, al tener valor adverbial, además de ser conjunción, figura entre las lexicales. Se corresponde con un rasgo del estilo narrativo de Sergio Flores: mediante Mientras introduce acciones simultáneas a las narradas en primer lugar. Veamos ejemplos:

1.      Después de tiritar la fiebre se quedó dormido, cuando el amanecer comenzaba su lento pero persistente aparecimiento. MIENTRAS dormía, fue despertado de manera violenta al sentir el puntapié que le había propinado en su costado derecho un agente de la Policía Nacional Civil, uniformado y armado con la macana en su mano. 

2   -¡¡¡Salgan a la acera hijos de puta, que los vamos a interrogar!!!  Dijo con desprecio el agente policial, quien a empujones los sacó de la sala de la casa, y les ordenó que se sentaran en la acera. MIENTRAS salían se percataron que en la zona había muchos curiosos que se encontraban al lado izquierdo de la casa, también había una cinta amarilla que decía “NO PASAR POLICIA”.

3.      Un policía uniformado daba una entrevista a los medios, MIENTRAS el agente Héctor Landaverde, vestido de civil y con un gorro pasamontaña en su rostro, para no ser reconocido, revisaba el acta de inspección, elaborada por uno de los agentes encargados de procesar la escena.

4.      Esta onda ya no me gusta…-dijo meditabundo el agente Landaverde MIENTRAS miraba hacia la escena del crimen.

5.      Ciertamente teníamos a un testigo que se trataba de un transexual, que logró escaparse de un sujeto que le pagó por servicios sexuales y que estando ambos en un callejón cercano a la calle donde ofrecía sus servicios sexuales, el sujeto se le fue encima y trató de tomarlo del cuello, MIENTRAS lo golpeaba con furia. 

Observemos que, en los citados ejemplos, la acción introducida por Mientras es referida al mismo sujeto que la relatada en primer lugar (casos 1, 2, 4 y 5) o, bien, el sujeto de la primera es diferente al de la segunda acción (caso 3).

En el ejemplo 3, apreciamos también la repetición (evitable) de “servicios sexuales”, que concuerda con lo revelado por los índices simples de variabilidad léxica y otros indicadores léxicos.

La novela de Sergio nos conmueve por su testimonio de la vida en El Salvador -los niños de la calle, burdeles, los buenos sentimientos de ciertas personas pese a su vida miserable, la violencia y un largo etcétera-, aun teniendo en cuenta que se trata de una novela de trama policiaca. 

Terminemos esta reseña con un ejemplo que nos muestre la afirmación anterior:

Un hombre de unos cincuenta años de edad, quien a simple vista revelaba su preferencia homosexual, hacía limpieza en el lugar, adentro lavaba el maloliente sanitario, el cual rebalsaba de excremento y vómito de la parranda de los clientes de la noche anterior. Las prostitutas del negocio dormían cada una en su cuarto, un cliente salía de uno de estos, después de pasar la noche en su compañía, se le podía notar la resaca en su rostro y sin decir una palabra, salió del lugar. El hombre vestido con un pantalón ajustado, una camisa blanca y un delantal, salió con una escoba en sus manos después de hacer limpieza en el sanitario y comenzó a barrer cerca del mostrador. David “El Gárgola” estaba en una silla observándolo, cuando el hombre levantó la mirada lo vio.
¡¡David!!, mi muchachito, ¿Qué te pasa, estás enfermo?
El hombre dejó la escoba y se acercó apresurado donde el muchacho, le tocó la frente y lo sintió caliente, el hombre lo abrazó y comenzó a llorar de manera acongojada. 
Estoy bien, sólo quiero preguntarte si tienes algo para el dolor y la calentura, no aguanto el cuerpo. 
Es esa babosada de la Chikungunya la que te ha dado, esperame te voy a dar una pastilla de acetaminofén para que te las tomes.  
El hombre salió sollozando hasta un cuarto donde tenía sus pocas pertenencias, de un bolsón guindado de un clavo, sacó un blíster de acetaminofén y se lo llevó al muchacho. Luego tomó un vaso y lo llenó de agua de una botella que se encontraba en el mostrador y lo puso frente a David “El Gárgola”.  
Tomate una en la mañana, otra al medio día y la última en la noche. 
Después el niño agarró el vaso y de un trago se tomó la pastilla. Después de darle dos sorbos más al vaso, fijó la mirada en la mesa, el hombre tenía los ojos llorosos y guardó silencio mientras observaba al muchacho, no podía ocultar la vergüenza que sentía frente a él. En el prostíbulo era conocido como “La Lita”, su existencia desde que era un adolescente, la había vivido dentro de ese tipo de negocios en los alrededores del convulsionado centro de San Salvador…


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