Cojutepeque, El Salvador| CA.
(Contextos) — Dos de la tarde, paseo por el Centro de Tegucigalpa, un par de niños se
me acercan, me piden dinero para comprar agua. Seis de la tarde, mientras la
luna empieza a ser quebrada por una filosa nube, esos mismos pequeños,
acompañados de otros dos me piden dinero para cenar. Siguiente día, me dirijo
al trabajo, esos mismos niños, al suroeste de la ciudad, me regalan una mirada
lastimera, no han desayunado. Viajo a El Salvador, mientras camino por algún
camellón, veo a los mismos niños, pareciera que me persiguen para que de nuevo
les dé dinero, o les regale algo de comer. Por la noche, enciendo la
televisión, quiero ver una buena película, y vaya sorpresa, está una de Luis
Buñuel, donde los protagonistas son –adivinen—los mismos niños que me persiguen
a todos lados pidiéndome dinero. Me detengo a pensar, cavilo como un
sabio filósofo, me acerco a la pantalla, que susto me he llevado, no son los
mismos niños, pero es como si lo fueran, o quizá si les quiero dar un nombre en
concreto, si son los de siempre, “los olvidados”, como el título de la película
de Buñuel. Esos que vemos de reojo cuando vamos por la calle, más por el
cuidado de que nos roben nuestras pertenencias a sentirles lástima. Caretos,
descalzos, con tufo a pegamento, con el estómago pegado al espinazo porque no
han comido desde el día en que una señora les tuvo compasión y les regaló las
sobras, ante la mirada del político que pasaba a su lado.
Esa es la vida de estos jovencitos,
quienes podrían ser los futuros presidentes, doctores, abogados, escritores,
pero gracias a nuestra indiferencia terminan siendo “Los olvidados”, viviendo
en El fondo de la Penumbra, como la novela policiaca del escritor Sergio
Alfredo Flores.
Aunque esta entrevista es para
hablar de dos novelas en específico del amigo escritor salvadoreño, he querido
detenerme en Desde el centro de la penumbra, porque considero que además de ser
una novela policiaca, que busca entretener, causarnos la intriga, el susto, el
miedo, también nos saca lágrimas, no es fácil la vida de David, “El Gárgola”,
Patecuma, Tintin, la Tina, cuatro indigentes niños que deberán pasar muchas
adversidades, esas mismas que pasan los menores de edad que usted y que yo
vemos a diario en las calles. La novela policiaca Desde el centro de la
penumbra, narra la vida de cuatro niños que gracias a su astucia se volverán
testigos importantes de la policía para descubrir a un psicópata serial. Pero
además de eso, el escritor logra ese toque de sensibilidad que tanta falta hace
en el mundo para comenzar un verdadero cambio, primero de nuestras almas, para
posteriormente cambiar nuestro alrededor.
Dicho esto, confío en que nuestro
lector conoce ya un poco del alma que rodea a este novelista salvadoreño, por
consiguiente comprenderá más de él cuando les hable de su otra novela “El
último camarada”. Aquí Sergio Alfredo Flores juega con la técnica, con el
estilo de contar historias, el escritor se vuelve un personaje, el narrador le
pasa la tutela a un tercer personaje, que se vuelve protagonista y narrador a
la vez. Por si fuera poco, la novela se vuelve una mezcla entre novela,
documental, y libro de historia, pero por ser novela no es una historia
romántica, y por ser libro de historia no es algo alegre, sino todo lo
contrario. Es la vida de El Salvador mismo, ese pequeño país centroamericano,
que a pesar de tantos golpes aguantados ha demostrado ser grande entre todos.
El país hermano a vivido guerrillas, golpes de estado, abandono, pericias
inconcebibles, vejámenes, crímenes horrendos, le han matado hasta a un hombre que
es ahora santo. Todo esto ha padecido ese país, y mucho más.
No me resulta fácil narrar lo que he
leído, más si recuerdo los ojos de los ciudadanos de Ahuachapán, de Santa
Tecla, de San Salvador, son dos luceros casi apagados, sólo con una pequeña
llama de esperanza, porque los recuerdos de tantos años de sufrimiento no son
recuerdos aún, siguen presentes como una herida en carne vida, y aunque pasaran
cien años más para que sanen, la verdad es que ese último camarada aún existe
en cada uno de ellos, hombres y mujeres dispuestos a levantarse contra la
opresión, a triunfar para sacar adelante a sus familias, esa es la gente del
país que tanto he aprendido a querer, al cual no pertenezco, pero siento su
dolor.
A continuación les dejo una
entrevista a Sergio Alfredo Flores, el escritor insigne, que llora y ríe con
las desgracias y bienaventuranzas de un país que ha plasmado en sus escritos.
Contextos — ¿Qué sientes ser un
referente de la novela policiaca en El Salvador?
Sergio Alfredo— El género de la
novela negra o policiaca, tiene una nula producción en la literatura nacional
de El Salvador, aunque no puedo descartar que algún comprometido escritor
nacional también se encuentre inspirado en este género y sus trabajos salgan a
la luz en algún momento, pues los asuntos de literatura tienen como ambiente un
lento proceso de manifestación dentro de la sociedad. Tú eres escritor Mauricio
y sabes que desde tu perspectiva y frente a tu obra no puedes considerarte un
referente de tu tiempo en tu género de expresión, aunque te lo remarque el
medio de la crítica literaria y tu trabajo comience a cobrar fuerza. Debo
reconocer que mis trabajos aún no han alcanzado un nivel de expansión
suficientemente, para considerar que me encuentro dentro de una tendencia o
posición que pueda otorgarme un reconocimiento aceptable para tal calidad.
Aunque es pertinente manifestarte que en El Salvador no he conocido aun, a otro
escritor que esté produciendo literatura en el género de la novela negra o
policiaca, por tanto, en cuanto a la elaboración de literatura en este
maravilloso género, puedo considerarme por ahora en el que está obteniendo
reconocimiento nacional e internacionalmente, aunque ese reconocimiento, como
tú bien lo sabes es un proceso lento, en el que se debe enfrentar con disciplina
la falta de apoyo institucional y la decadencia del sistema consumista, en el
que todo está cundido de entretenimiento y carente del estímulo a la lectura.
Contextos — ¿Cuantas novelas en
tu haber?
Sergio Alfredo—He escrito cinco
novelas: La Cofradía del Anillo, esta novela la escribí en el año 2009,
aborda el espinoso tema de los escuadrones de la muerte, la primera edición fue
muy bien recibida, aunque recibió críticas por su corrección de estilo,
realmente cuando el lance, lo hice sin invertir más que mi propio esfuerzo y no
esperaba que tuviera la aceptación que hasta ahora tiene, y mantiene una
tendencia de crecimiento que es lento pero persistente. Un año después (2010),
escribí El Feudo, esta novela la consideré en un principio una historia
sin fuerza, aunque la trama desarrolla un tema muy espinudo de realidad actual,
alguien me sugirió que la llevara a participar a un certamen nacional conocido
como Ingenio en el año dos mil once, así lo hice, la novela la presente
anillada en papel bon, sin revisión de estilo y solamente la habían leído dos
personas, las cuales me dijeron que era una historia genial. Para mi sorpresa
ganó el certamen. En el año dos mil trece en medio de una formidable crisis
económica familiar escribo El Ultimo Camarada, este libro aborda con un
estilo epistolar los terribles sucesos de enero de 1932 en el oriente del país,
la novela la escribo haciendo una conjugación de acontecimiento de sucesos
acaecidos durante el siglo veinte. En el dos mil catorce escribo El Violín
de Justo Armas, esta novela ha tenido una muy buena aceptación sobre todo
por lo aspectos de filosofía antigua que aborda dentro de una trama muy bien
elaborada el delicado tema de las masacres, cometidas por el Batallón de
Infantería de Reacción Atlacalt ejecutadas durante la guerra de la década de
los ochenta. Finalmente, en el año dos mil quince escribo Desde el Centro de
la Penumbra, esta novela aborda el oscuro mundo en el que viven los niños
de la calle, así como las precarias relaciones humanas que existen en la
galopante sociedad de consumo, en la que la criminalidad, el abuso de poder y
la corrupción de las instituciones la administración pública, la novela ha
recibido una muy buena crítica.
Contextos — ¿Por qué te
inclinas a la novela?
Sergio Alfredo—Me encantan las
historias, la vida cotidiana es una gran novela sin fin, uno es testigo de
dramas pasionales, escenas tristes y verdaderas thriller de intenso
contenido en las que uno se vuelve un personaje ya sea principal o accesorio.
En algunas ocasiones me he encontrado dentro de ambientes, en los que me he
divertido haciendo interconexiones, al observar conductas o comportamiento de
sujetos que se vuelven potenciales personajes para ambientar una muy buena
historia. La novela debe disfrutarse desde mucho antes de ser escrita, pero hay
que tener un buen sentido de contemplación, pues una historia para que tenga un
fuerte impacto en la mente del lector debe estar perfumada con el realismo
cotidiano, de esa manera la historia danza entre la vida concreta y los
personajes y sus aventuras ficticias. El reto del lector está determinado en
buscar la frontera entre lo real y lo ficticio de la historia que lee.
Contextos — ¿Cuáles son los
elementos principales en tus obras?
Sergio Alfredo—Entre los elementos
se encuentra el ingrediente de realidad nacional que incorpora periodos
violentos y lamentables, dentro de la historia de nuestro país, que se
entremezclan en fantásticas historias donde se desenvuelven primeramente
personajes oscuros y malvados que crean un tinglado de situaciones en la que se
ven inmersos en sus aberradas pasiones, que resaltan el estado inferior animal
de la maldad humana, tan común y galopante en las sociedades modernas. Por otra
parte, se desarrollan intensos personajes que personifican al héroe cuya vida
aburrida y sin sentido cobra un renacer al verse inmerso en el anárquico mundo
de la dualidad, en la que sin haberlo advertido se convierten en la antítesis
de los personajes oscuros y perversos, estos personajes sencillos convertidos
en héroes, encarnan el bien en su extendido entendimiento, en ellos se hace
resaltar las virtudes humanas y la esperanza como combustible que alimenta la
convicción de seguir luchando, hasta redimirlos en fascinantes momentos
cundidos de fuerza moral, en la que hace renacer la fe en el cambio fundamental
y el encuentro con la libertad, como manifestación viva de la espiritualidad
humana.
Es importante mencionar que cada
novela se yergue con su propia individualidad, en la exposición de los
contenidos, cuyos desenvolvimientos atrapan al lector, y lo vuelven parte de la
trama.
Contextos — Vemos un profundo
compromiso de tu parte para con tu país.
Sergio Alfredo—Hablar de la
historia nacional es hablar de la historia de la literatura de El Salvador,
pues los diversos movimientos literarios que han existido en los diferentes
periodos históricos han aportado valiosos trabajos literarios, que mejoraron la
visión intelectual de momentos aciagos en las que reinaba la confusión y la
desinformación, por medio de los poderes facticos. Roque Dalton tiene un lugar
privilegiado en la historia, pues con sus inmejorables aportes literarios se
comprendió la verdad que era prohibida contar. En esa misma palestra se
encuentran Salvador Salazar Arrué (Salarrué), Alberto Masferrer,
Matilde Elena López, Pedro Geoffrey Rivas etcétera. En un país como el nuestro
cargado de historias interminables de abusos, dictaduras y exterminios en masa,
no se hace preferible escribir románticas historias, pues un salvadoreño cuya
edad ronde los quince, veinte, treinta, cuarenta o cincuenta años, tristemente
puede asegurar que mientras crecía se enfrentó con algún conato de violencia
importante y de conmoción a nivel nacional. Entonces se vuelve una obligación
moral, exponer desde una óptica literaria el tiempo que nos está tocando vivir,
en el que nuestro sufrido pueblo se enfrenta nuevamente a una escala de
violencia que ha diezmado la dignidad nacional.
Contextos — Recientemente leí
una novela tuya, que más que una novela es la historia de El Salvador, me
refiero a tu obra El último camarada.
Sergio Alfredo—El último camarada,
es una novela que no se encuentra dentro del estilo policiaco, pues se trata de
una historia contada a través de una memoria elaborada por el primer secretario
general del partido Comunista de El Salvador. Construirla fue un quebradero de
cabeza, pues tenía que interrelacionar momentos históricos relevantes, que
debían tener una secuencia lógica, dentro de ambientes llamativos, para
mantener al lector en el estado de seguimiento, sin perderlo, ni aburrirlo.
Realmente temía que la historia no tuviera éxito, sin embargo, ha tenido una
muy buena aceptación.
Contextos — ¿Cómo nace esta
idea?
Sergio Alfredo—El espinoso tema de
las masacres cometidas en enero de mil novecientos treinta dos es una deuda
histórica que el Estado de El Salvador no ha saldado con las víctimas,
prácticamente en ese penoso proceso de exterminio, el ejército aniquiló a una
etnia entera, sin que los criminales hayan sido por lo menos declarados
culpables, aunque ya estén muertos. Este tema es recurrente en la memoria
salvadoreña. La idea nació de hacer una exposición de los acontecimientos
centrales que tuvieron lugar en el treinta dos, pero sin desconectarlo con los
hechos de correlación que se desarrollan a continuación, pues la historia no
acaba con la masacre, los sobrevivientes del partido comunista, continúan con
su determinación de organizar la lucha obrera y empujar a un estado favorable
en la acumulación que propiciará un movimiento insurreccional de gran
envergadura. Situación que conlleva a la creación de la guerrilla en los años
setenta, la guerra de doce años de la década de los ochenta y el cierre de todo
el periodo con la firma de los acuerdos de paz en mil novecientos noventa y
dos. Entonces lo que hace el libro es sustentar que el periodo de luchas
iniciado en el 32, se cierra con los acuerdos de paz de 1992.
Contextos — ¿Una novela donde
juegas sagazmente con la técnica de novelar, te vuelves un personaje, y el
personaje se vuelve un narrador prácticamente?
Sergio Alfredo—Al momento de crear
al narrador, no encontraba como abordarlo, o la manera de como abrir la
historia, entonces para facilitar la identificación de un personaje autónomo e
investido de realidad, me coloqué en primera persona como el narrador de los
acontecimientos, realizando acciones dentro del movimiento de la trama en el
primer capítulo. Fue divertido, pues los lugares que menciono en las
intervenciones del narrador, los conozco perfectamente y las actividades que
realiza este, son acciones salidas de lo común, que cualquier buscador de
historias interesantes le gustaría vivir. Por otra parte, algunos lectores me
han preguntado cómo fue la experiencia de haber conocido al primer secretario
general del Partido Comunista.
Contextos — Para que un
escritor tenga éxito, no solo es la técnica, no solo es la estructura, el
fondo, sino la importancia de los personajes, hay una novela tuya que me tocó
como ninguna otra, desde hacía mucho tiempo te confieso no sentía tanto a un
personaje como a un cuarteto de niños de la calle en tu novela Desde el centro
de la penumbra. Háblanos de esta novela y la triste realidad que viven estos
niños.
Sergio Alfredo—Ese libro fue una
catarsis dolorosa y para lograr los ambientes de los niños de la calle, tuve
que descender a la escabrosa profundidad de la miserable situación. Visité los
sórdidos lupanares de una zona conocida en la capital salvadoreña, como el
Zurita, en donde se desarrolla la prostitución de la más baja “categoría”, tuve
amenas conversaciones con prostitutas, transexuales y oscuros visitantes,
quienes me relataron la vida dentro de esos establecimientos, una de las
prostitutas con la que contacté me habló de un niño que crió dentro de esos
tormentosos ambientes hasta la edad de seis años, posteriormente se lo entregó
a un familiar. Así mismo me confirmaron que varias trabajadoras del sexo,
mantienen a sus hijos infantes, dentro de los envolventes prostíbulos. Estos
niños por lo general, terminan deambulando hambrientos y con un futuro incierto
en las calles de la capital salvadoreña. Teniendo como opción de educación la
criminalidad y los abusos de todo tipo. El libro también aborda los
abusos de poder y la corrupción en la administración pública, que, es el común
denominador, dentro de esta la terrible realidad en la corrompida sociedad de
consumo.
Contextos — Ahora caigamos ya
en el Contexto original de la novela, es una novela policiaca que habla sobre
homosexualismo, injusticia social, corrupción, y de una forma muy astuta
cuentas además lo terrible de la vida de los niños de la calle, ahora, la
pregunta obligada ¿cómo nace toda la idea de crear una novela así?
Sergio Alfredo—En tu libro Funeral
Caribeño, hay un relato titulado La Jeringa, en este, así como los
siguientes relatos de ese libro, se expresa la triste realidad del pueblo
pobre. Puedo asegurar que cuando escribiste ese brillante relato, tuviste que
sentirlo, olerlo y vivirlo hasta experimentarlo en la carne. Sentir la
angustia, lograr entender en lo más profundo de la conciencia la marginación
que sufren los pobres frente a la institucionalidad, al desprecio y el
deshumanizado que galopa en la vida de la sociedad capitalista. El drama
de los pobres se encuentra a pocos metros de nuestras narices, grita desde el
más penoso de los silencios. Entonces se vuelve una obligación intelectual
desnudar esa realidad para fomentar conciencia de compromiso en el cambio
fundamental que necesitan nuestros pueblos.
Contextos — ¿Hay un toque
genial, que es un personaje muy espiritual en tu novela ¿Qué opina Sergio de la
espiritualidad?
Sergio Alfredo—Veri Good o como la gente del
centro de San Salvador lo conocía “Verijus”, encarna la luz, en medio de la
feroz oscuridad, un hombre que no le pide limosnas a nadie, siempre se le puede
observar con una sonrisa serena y una actitud ecuánime frente a un mundo
carente de amor al prójimo y que desde hace mucho tiempo perdió el contacto
íntimo con el Cristo que mora en cada corazón.
Mauricio, la espiritualidad es
un acto que emana desde el más sereno de los silencios en la interioridad de
cada uno de nosotros, por ser un estado de conciencia de alto grado de
vibración, para llegar a él, es imprescindible iniciar un proceso de
preparación, pues hasta el ejecutante diestro de un violín, debió sufrir los
reveces de la practica regular y el error, que inevitablemente lo llevaron a
convertirse en un maestro ejecutante, que encanta el oído de los que disfrutan
de su talento. La espiritualidad es el acto más profundo de amor propio y reflejado
a los demás, sin ruido de la mente egotista o las limitaciones de los credos
religiosos. Los maestros de la antigüedad, han señalado que el tren de
pensamientos erráticos y la contaminación de emociones perniciosas son parte de
los obstáculos más importantes que habría que equilibrar para lograr el estado
de espiritualidad que eleve el estado de conciencia y empuja el despertar del
hombre hacia una vida plena y libre de los condicionamientos del entorno.
Contextos — ¿Cómo ves a El
Salvador actualmente?
Sergio Alfredo—El Salvador
enfrenta una feroz vorágine de violencia y terror, el crimen organizado a
asaltado la Institucionalidad del Estado y la administración pública es una
horrible cueva de ladrones, mientras la sociedad se encuentra sumergida en un
decadente consumismo en el que lo vulgar y corriente se volvió carta de
presentación de los medios de comunicación masivos.
Contextos —¿Cómo te gustaría ver a El
Salvador?
Sergio Alfredo—En los años ochenta
en medio de la guerra civil, un grupo de música popular cantaban una canción
que recoge en parte la respuesta de esa pregunta, dicha canción dice así:
Pedacito de mundo delicioso, mi semita mieluda
Sos el río Lempa y los chorizos de Cojutepeque
Volcán de Izalco, lago de Ilopango, toreadas de Jocoro
Tamales con café, atol de chuco, pupusas de loroco
Sos el río Lempa y los chorizos de Cojutepeque
Volcán de Izalco, lago de Ilopango, toreadas de Jocoro
Tamales con café, atol de chuco, pupusas de loroco
Patria chiquita mía, mi mamacita chula
Vas a ver que linda vas a ser cuando seas libre
Bien peinadita, vestidito nuevo, cachetes chapuditos
Vas a ser bien hermosa, vas a ser grandota
Patria chiquita mía
Vas a ver que linda vas a ser cuando seas libre
Bien peinadita, vestidito nuevo, cachetes chapuditos
Vas a ser bien hermosa, vas a ser grandota
Patria chiquita mía
Pedacito de mundo belicoso te veo bien jodida
Como el cipote empachado con semillas tapaculo
Estás manchada de la oligarquía
Como el cipote empachado con semillas tapaculo
Estás manchada de la oligarquía
Que no te dejan ser lo que quieres ser
Mi patria linda y libre
Mi patria linda y libre
Pero no te me ahueves
Tenes tus hijos responsables
Que ya dieron su vida para vos
Pero aquí andamos un montón de diablos dispuestos a quebrar el nance
A los que a vos te joden, Vas a ver!
Tenes tus hijos responsables
Que ya dieron su vida para vos
Pero aquí andamos un montón de diablos dispuestos a quebrar el nance
A los que a vos te joden, Vas a ver!
Contextos — ¿Un último mensaje a
tus lectores?
Sergio Alfredo—Más que un mensaje,
deseo agradecerles muy fraternamente, mis trabajos se han expandido por
ustedes, cada obra de mi colección ha sido compartido con amigos o familiares,
de esa manera los contenidos han llegados a manos de más lectores
desarrollándose un buen campo de cultivo. Así mismo deseo anunciar que el
próximo año (2017), saldrá a la venta mi sexta novela, espero tenga en vuestros
corazones la hospitalidad que han tenido mis otras obras. Gracias, Gracias,
Gracias.
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