Sergio Flores: Los actos de la guerrilla o del ejército han quedado reducidos a recuerdos.
Por Luis Antonio Chávez
Sergio Alfredo Flores Acevedo es originario de
Santa Clara, Municipio de San Vicente, es abogado graduado de la Universidad
de El Salvador. En 2011 fue galardonado por el Centro Nacional de Registro con
el premio “Ingenio 2011” tras participar en un concurso literario con su novela
La Cofradía del anillo, texto de Novela Negra. Sergio Alfredo, además ha
escrito cuatro novelas más: El Feudo, El violín de Justo Armas, El Último
camarada y Desde el centro de la penumbra. Una de las características de sus
escritos es que balancea lo político, lo policíaco, lo conspirativo… sin
mostrarse timorato, pues en ocasiones se deja de decir algo por temor a la
crítica mal sana que busca destruir, pero no apoyar a quienes como él hacen
esfuerzos económicos para poder dar a conocer lo que les apasiona. Lo cual no
nos sorprende pues ese debería ser el norte de quienes nos movemos en la
literatura. Estas son sus apreciaciones acerca de cómo se ve el tinglado
literario nacional:
P-¿Qué te mueve a escribir?
R-Podría
decir que es como la culminación de todo un proceso de experiencias muy
importantes en mi vida, combinado (esto) con un placentero proceso de lectura
de un buen número de libros, en los que se incluyen novelas clásicas de lectura
obligada, como la Divina Comedia, El Quijote, El Conde de Montecristo, Crimen y
Castigo etcétera, incluyo la herencia filosófica de las grandes civilizaciones
(Egipcia, Maya, Griega etc.), hasta la lectura de la novela policiaca conocida
como la Novela Negra. En este género me volqué de cabeza con Agatha Christie,
Sir Arthur Conan Doyle, realmente me afectaron grandemente. El Escarabajo de
Oro de Edgar Allan Poe, lo leí como veinte veces, y, aún así no salía del
asombro de como el gran Poe logró crear esa poderosa historia. Estoy seguro
que, si tuviera la oportunidad de volverla a leer, lo volvería hacer con el
mismo placer, para contemplar con mucho respeto la grandiosidad de ese
intelecto inventivo. Pero también es importante mencionar que me movió a
escribir el haber entendido cómo se lograban hilvanar los diversos
acontecimientos en una historia, esa capacidad sólo lo da la lectura
apasionada, utilizando para ello la imaginación inventiva, en la que la mente
entra en un estado de contemplación de todos los acontecimientos, de tal manera
que se vuelve como una gran pantalla de cine en la que sucesivamente van
apareciendo escena tras escena la existencia de los personajes, sus
relaciones interpersonales y sus conflictos internos, sin dejar de atender
aquellos momentos triviales, que son en definitiva los que dan a la historia el
empuje de los momentos decisivos.
P-El tema policíaco con tintes políticos es
tu veta, ¿seguirás explotándola?
R-El
asunto político es un tema recurrente en la literatura de los pueblos, no por
su importancia sustancial en el buen desarrollo de los Estados, sino que
aparece como el lamentable estado deplorable en el que se encuentran las cosas.
Los partidos políticos de nuestro país mantienen una agenda claramente
delineada para defender a los grupos de poder que representan. En público
mantienen acalorados enfrentamientos en los medios de comunicación, pero en la
intimidad celebran pactos vergonzosos en los que los beneficiarios siempre son
las clases dominantes, llámese de izquierda o derecha. Es por eso que creo que
es importante ponerlo en relieve. En décadas anteriores nuestros literatos lo hicieron
con mucha objetividad. En su tiempo Roque Dalton se volvió una luz en la
salvaje oscuridad de la dictadura militar. Dalton diseminó el mensaje de la
cruda realidad por medio de su gran aporte a la literatura nacional y
latinoamericana. Ahora son otros los actores en la politiquería nacional y
estamos dentro de otra etapa histórica que ha superado de manera vertiginosa el
tema de la guerra y las aventuras guerrilleras. Hoy la nación se enfrenta a
fenómenos nunca vistos y en el que los políticos electoreros de izquierdas y
derechas están haciendo su festín, mientras la dignidad nacional se cae pedazo
a pedazo. Es por eso que mis obras, aunque están en un estilo muy poco
difundido en el país, como es la Novela Negra, retoman de forma definida la
deplorable situación en la que nos encontramos, y esto con el objeto de aportar
a la creación de la nueva conciencia de nación que debemos ir construyendo para
superar de forma efectiva la polarización simulada que mantienen las extremas.
P-En la Cofradía del Anillo muestras
admiración por San Romero de América.
R-Monseñor
Romero es la voz de la conciencia nacional, ya que por medio de sus elocuentes
homilías el mundo conoció que existía un pueblo pequeño, sometido a una
terrible situación de crímenes y persecuciones. Las homilías de Monseñor Romero
fueron escuchadas después de su muerte, y el impacto de sus develaciones se
tornó importante para que la comunidad internacional entendiera el infierno en
el que nos encontrábamos y tomar acción para frenar el genocidio. Monseñor
Romero es el salvadoreño universal con el que se debe mantener un profundo
agradecimiento.
P- En El violín de Justo Armas hablas de tres
fuerzas en pugna, entre ellas metes a las pandillas con la policía. ¿Por qué?
R-La
situación del país hoy en día es un asunto distinto al escenario de la guerra,
y es tan así, que los héroes del conflicto armado ya no son llamativos para el
gran conglomerado social. Por otra parte, las historias de los actos heroicos
de la guerrilla o del ejército han quedado reducidas a recuerdos que no generan
ningún tipo de incidencia en la terrible situación que enfrentamos en la
actualidad. Al salvadoreño común le interesa saber qué pandilla domina tal
colonia, le interesa estar a salvo de los extorsionistas… Además, está atento a
ver como paga mordida para que le hagan algún trámite en alguna institución,
pues la corrupción se encuentra rotundamente globalizada. Estamos ante una
guerra compleja en donde reina la tiranía de grupos antisociales que imponen su
ley dentro de núcleos poblacionales enormes y que tienen jurisdicción para
decidir hasta de quien vive y quien muere dentro de sus territorios. Entonces
en la novela El violín de Justo Armas realizo un llamado de atención a observar
con atención el asunto de los grupos en pugna dentro de esta guerra por dominar
territorios, que bien podríamos decir que es una guerra de movimientos, en
donde gana el que domina más territorios, entonces la policía tiene su propia
lucha en esa encarnecida guerra por dominar territorio.
P-¿Seguirás con tu temática policíaca con
tintes políticos?
R- Seguiré
en esa línea temática. Por ahora estoy trabajando una novela sobre un tema que
concierne a la herencia filosófica y simbólica de una gran institución
histórica aquí en el país, en esta novela pongo en escena nuevamente a don
Rubén Girón (personaje de la novela El violín de Justo Armas). Creo que este
libro estará listo entre febrero y marzo del próximo año. Uno de los
componentes de este próximo libro será precisamente el abandono en el que se
encuentra la cultura y el arte nacional, lastimosamente los que están al frente
de las instituciones promotoras del arte y la cultura están cumpliendo la
agenda de la mediocridad de la cúpula partidaria, y vale la pena repetirles el
fragmento del poema Patria Exacta de Oswaldo Escobar Velado que dice:
…Y así el mundo ficticio donde cantan
como canarios tísicos,
tres o cuatro poetas,
empleados del Gobierno.
Digan, griten, poetas del alpiste,
digan la verdad que nos asedia…
P-¿Qué motivos tienes para vilipendiar a los
políticos de viejo cuño?
R-Sobre
los políticos de nuestro país, creo que he sido claro en esta exposición de
ideas, del por qué es oportuno señalar sus abusos. En tanto que sobre la novela
El Último Camarada, fue un verdadero reto, pues no tenía de dónde agarrarme
para hacer un proyecto que tuviera el componente de una investigación policial,
pues ese tema es un almácigo de recovecos históricos; sin embargo no quería
dejar de escribir sobre semejante barbaridad cometida como siempre contra el
pueblo pobre, y en esas masacres las víctimas fueron los indígenas quienes
fueron literalmente borrados del mapa social del país y no teniendo una
posibilidad con el estilo de la novela policiaca, me apoyé en la técnica
epistolar, fue un asunto difícil de realizar, pero he tenido muy buenas
opiniones del trabajo.
P- En El Feudo rindes homenaje a Febe
Elizabeth Velásquez y Clara Elizabeth Ramírez, ¿qué te movió a hacerlo?
R- Esas
mujeres fueron representativas de la lucha sindical y social. Nadie las recuerda,
pues realmente no representan las aspiraciones de la “nueva Izquierda”, ya que
sus dirigentes están más preocupados en negociar con el oligarca que con los
líderes sindicales. Así como estas mujeres hay otras que merecen un
reconocimiento por sus decididos aportes al desarrollo de iniciativas
encaminadas al bien general del pueblo.
P-Desde el centro de la penumbra no quitas el
dedo en el renglón para decirles a los políticos que no invisibilicen a los
niños de la calle. ¿No consideras que te puede traer problemas con ese
tema?
R-Los
temas que sustento en mis libros son polémicos y podrían acarrear
consecuencias, por ejemplo lo que abordo en La Cofradía del Anillo, es un
asunto muy delicado aún en este tiempo, pero es necesario darlo a conocer, con
respecto a los jóvenes con los que he compartido, éstos han mostrado mucho
interés, ya que el libro facilita la compresión de un tema muy delicado y del
que nunca se llevó al banquillo de los acusados a los criminales. En el
contenido del libro Desde el centro de la penumbra, abordo un asunto monstruoso
que es tan actual como las mismas maras. El asunto de los niños de la calle y
su incierto futuro se volvió parte del panorama habitual, eso ya no se ve como
un problema, sino como una manera de vivir, y es mejor “dejar hacer, dejar
pasar”. La novela enmarca no sólo el fenómeno de los niños de la calle, sino el
lamentable estado de las relaciones sociales, en donde valen por sobre
cualquier cosa la satisfacción egoísta de las necesidades suntuarias. Estamos
inmersos en un voraz consumismo que por todos los medios nos educa a que
consideremos a los demás como cosas, a los que debemos utilizar para satisfacer
las necesidades egocéntricas. La crítica a esa novela ha sido muy
satisfactoria, pues retoma de manera adecuada la decadencia moral en la que
estamos inmersos. Dicho de otra manera, el sistema corrompido construido por lo
politiqueros electoreros, es el lamentable reflejo de cómo se encuentran las
relaciones sociales en nuestro país.
P-¿Qué piensas de la novelística actual o de
los jóvenes escritores–roba flash?
R-La
Novela o la literatura en nuestro país necesitan una nueva reunificación. En el
pasado ya ha sucedido, pues las condiciones eran propicias para que se
levantaran los grandes movimientos literarios y dieran su respuesta y aporte al
fenómeno social que enfrentaron en esos momentos memorables. Hoy estamos ante
una situación de nuevo tipo y es urgente crear una nueva generación de
literatura crítica y consecuente para aclarar de la misma manera que la que
hicieron los poetas y narradores del pasado, los asuntos concernientes a la
realidad actual. Las historias de la guerra y sus héroes es un asunto parecido
a un chicle que ya perdió sabor, ahora debemos emprender el aporte literario
que aclare de una manera artística e intelectual las raíces de esta profunda
crisis, por lo que estar esperando la venia del político ignorante o del dueño
del medio de comunicación para que publiquen los trabajos, es una falta a la
ética literaria, pues esta debe ser original y poderosamente libre.
P-Algún comentario o consejo a quienes
quieren incursionar en la novela
R-Para
incursionar en el maravilloso mundo de la literatura, debes de ser un devorador
de libros, pues la lectura de buenos libros se parece al entrenamiento que
realiza un jugador de futbol, el cual se somete al duro entrenamiento para
comprender las técnicas de juego. En el caso del lector, los libros lo hacen
capaz de hacer análisis, de lograr conclusiones inteligentes, de entender la
estructura del género literario que le interesa, etcétera. La lectura es vital
para entrarle al mundo de la escritura. Lo anterior va acompañado por la
experiencia personal, pues es de donde se nutren los personajes, sus
condiciones emotivas, sus enseñanzas morales etcétera. El que escribe también
debe tener una gran imaginación, porque si ese recurso no lo tiene
desarrollado, no podrá construir los grandes acontecimientos.
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