Cuando
conocí a Sergio Alfredo Flores, en un viaje realizado a El Salvador, la primera
impresión que me dio, fue que es un hombre honesto, noble, y entregado a la
amistad sincera.
Después
de entrevistarlo para la revista Contextos, comencé a conocer, además, a un
escritor comprometido, no sólo con la palabra, sino con la nostalgia, esa
digámosle negación de un presente efímero, esa tristeza que causan los
recuerdos de haber sufrido en carne propia las infamias de la injusta realidad
que le tocó vivir.
Pero
que sería del autor, sin el sufrimiento encarnado; ¿un hombre insustancial?, al
contrario Sergio Alfredo Flores, es un escritor que cada letra que teclea, cada
historia que revive en sus páginas repletas de múltiples emociones nos lleva no
sólo a conocer la realidad de un gobierno autoritario, sino también a
empaparnos de una historia conocida a medias, en la cual los buenos pueden ser
malos, y los malos buenos.
Es
en sí, la obra de Sergio Alfredo Flores, un emblema que deberían conocer no
solo sus compatriotas salvadoreños, sino toda Centroamérica, y por qué no, toda
América. En sus páginas encontramos la historia pura, no contada con intereses
mezquinos, sino narrada con la emotividad que sólo la verdad es capaz de
controlar.
El primer libro que leí de Sergio, recuerdo
fue “La Cofradía del Anillo”, una obra bastante fuerte, contada desde la
perspectiva policiaca, pero sin el inconfundible toque amoroso que rodea la clase
de persona que es el autor.
Al
terminar la Cofradía del anillo, quedé con ganas de leer los libros que le
continúan, para llevarme la grata sorpresa que “El violín de Justo Armas, y El
último camarada” son obras realmente crueles, donde se desnuda la realidad de
una sociedad salvadoreña que otrora, no hubiese permitido la publicación de
estas novelas, a mi parecer fundamentales para la historia de Centroamérica.
Espero
que la sociedad salvadoreña, los intelectuales de esta época se tomen el tiempo
prudente para leerlo, estudiarlo, y darle el lugar que verdaderamente le
corresponde a este importante escritor, comprometido no con la literatura
solamente, sino con la verdad, esa que no solo desnuda la realidad de un país,
sino la que lo hace crecer y evolucionar, como lo hace Sergio Alfredo Flores.
Mis
respetos colega, siga adelante, que el camino es largo, pero ya vamos
avanzando.
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