jueves, 12 de octubre de 2017

La literatura, los oligarcas y los ex comandantes millonarios. Por Sergio Alfredo Flores

Cuando en una mesa de amigos, todos los comensales son salvadoreños, y estos además de comer,  conversan sobre la vida cotidiana del país; existe la posibilidad que alguno de los siguientes nombres,  sea mencionado aleatoriamente, dentro de la plática: Roque Dalton, Roberto d'Aubuisson, Salarrué, Claudia Lars, Maximiliano Hernández Martínez, Monseñor Romero, entre otros no menos importantes. La mención de un nombre en especial, podría servir de filo para iniciar un acalorado debate o relajar los ánimos, llevando al grupo a la reflexión. Esto se debe a que estos individuos, sirven de puntos de referencia, para entender nuestra historia, pues sus vidas, estuvieron rodeadas de condiciones especiales, en las que desarrollaron todo su potencial que,  terminó creando cambios, en la conciencia de la nación, cimentada entre el amor y el odio a sus magnéticas existencias. Es importante reconocer que, mientras los hombres y mujeres más significativos, han venido dirigiendo al conglomerado para construir el rumbo de nuestro famélico estado de derecho; la literatura siempre se destacó en su importante labor, para mejorar la visión de los acontecimientos. Nuestros Poetas nos han encantado con la perfumada palabra, para que podamos degustar el sabor a patria; la poesía también es el canto a la libertad que nos ha guiado, para entender la profundidad de nuestras raíces como pueblo. Los narradores han descrito con dolor el drama humano, en los duros acontecimientos, de las distintas coyunturas en las que los pobres, siempre han llevado la peor parte. Y no es temerario sostener que nuestra literatura y sus obreros, han sido la inspiración constante de la utópica revolución, que debe llevarnos a un cambio fundamental. Y esto se puede advertir fácilmente, desde las fuentes bibliográficas que explican los fundamentos de la nación salvadoreña; cuando esta, aún era una joven nación a principios del siglo XIX, y cuya ruta imaginaria en esos momentos era de independencia, soberanía y justicia social. Por medio de los literatos comprendimos, como en el siglo XX, se consolido la vernácula oligarquía cafetalera, quienes ansiosos por triplicar sus ganancias, comenzaron un persistente crecimiento de sus propiedades para sembrar más y más café. Aunque este crecimiento se haya debido a la descomposición de la autonomía del campesino y el despojo de las tierras, el cual se realizó por medio del chantaje, el prevaricato y la creación especial de leyes que permitieron grandes usurpaciones. La literatura nos ha contado de manera detallada cual fue el desenvolvimiento de todo ese proceso vergonzoso de robos descarados. La oligarquía en su proyecto expansivo, experimentó  una esplendorosa abundancia, a la que le siguió una estrepitosa caída debido a una crisis global de los mercados en 1929 y que afectó visceralmente la compra de café; esto generó una gran crisis humana en el país y que culminó con un importante levantamiento indigena y un subsecuente genocidio de gran envergadura que, aniquiló a una etnia entera, en enero de 1932. A partir de ahí se instauró una larga dictadura militar que duró sesenta años. El general Maximiliano Hernández Martínez, fue el primero de los elegidos para dirigir ese reinado militar. Este llegó al poder, luego de un golpe de estado en 1931 el cual se consolidó, después de haber dirigido las masacres en enero de 1932. Y quien después de trece años en el poder, tenía el interés de perpetuarse en él; por lo que surgieron grupos sociales que ejercieron presión para que este lo abandonara. Entre estos grupos sobresalió uno conformado por escritores a los que se les conoce como La Generación del 44, esta agrupación de literatos es una de las más importantes del siglo pasado. La Generación del 44, estaba conformada por Hugo Lindo, Oswaldo Escobar Velado, José María Méndez y Matilde Elena López. Quienes con su maravilloso dominio de la palabra escrita, guiaron el espíritu del pueblo e hicieron entendible la necesidad de liberarse de la Injusticia social y política. Aun hoy en día su poderosa poesía, tiene la misma vigencia de aquellos turbulentos días. Basta con leer el siguiente fragmento del poema Patria Exacta de Oswaldo Escobar Velado:
Esta es mi Patria:
un río de dolor que va en camisa
y un puño de ladrones
asaltando
en pleno día
la sangre de los pobres.
Cada gerente de las Compañías
es un pirata a sueldo; cada
Ministro del Gobierno democrático
un demagogo
que hace discursos y que el pueblo
apenas los entiende…
Durante los sesenta años de dictadura, los militares sirvieron como fieles custodios de los intereses de los poderosos grupos oligarcas, y mantuvieron a raya y con brutalidad todo intento de resurgimiento de cualquier movimiento que tuviera relación con el partido comunista, cuya bandera fue la que enarbolaron los indígenas que se levantaron en el occidente del país en enero de 1932. En la dictadura militar se desarrollaron ocho golpes de estado, que demostraron la inestabilidad del Estado salvadoreño, debido a las violentas pugnas de los grupos de poder oligárquico. En todo ese escenario la Izquierda, desde su surgimiento a mediados de la década de los veinte y que fueron diezmados  con salvajismo desde enero del 32, venia en un vaivén de reunificar nuevamente sus esfuerzos. Dentro de esos intentos clandestinos se unió una nueva oleada de intelectuales, que fueron los que por medio de la palabra escrita, comenzaron nuevamente a desarrollar opinión sobre el estado de las cosas a nivel social, político y económico. Sobre todo, porque la represión había llegado a niveles desesperantes, pues la tortura se había tecnificado, y se habían creado instituciones paramilitares, cuya misión era la de mantener un espionaje hasta en el último cantón, para garantizar el establishment. En medio de ese estado represivo en 1950, aparece otro gran movimiento literario, el cual fue conocido como la Generación Comprometida. Conformada por escritores nacionales y latinoamericanos residentes en el país. Entre los escritores de este nuevo impulso intelectual se encuentran Ítalo López Vallecillos, Irma Lanzas, Eugenio Martínez Orantes, Orlando Fresedo, Waldo Chávez Velasco, Álvaro Menéndez Leal entre otros, de este grupo sobresalieron algunos escritores que dieron un aporte intelectual crítico, a la situación social y político del país. Fueron por tanto portadores de la antorcha que ha venido iluminando el sendero hacia la búsqueda de la real democracia, y de la que por ahora estamos muy lejanos de obtener. Dentro de su proceso evolutivo  La Generación Comprometida, evoluciona en varios grupos entre las décadas de 50 y 60. En ese proceso destacaron en su seno escritores como Roque Dalton, Roberto Armijo, José Napoleón Rodríguez Ruiz, José Roberto Cea, Jorge Arias Gómez, José Enrique Silva, Mauricio de la Selva, Mercedes Durand, Manlio Argueta, René Arteaga, Alfonso Quijada Urías entre otros. La cual destaca por su grandioso aporte intelectual, pues llevaron su compromiso político a la práctica; sus trabajos fueron fuente de inspiración para soñar en la patria para todos. El movimiento de la izquierda radical fue inspirado por estos poetas y narradores, quienes de corazón deseaban un cambio fundamental a favor de los pobres. Por eso no es extraño que se haya construido un culto especial a esa Generación de escritores en la que destacan personajes como Roque Dalton, quien con su inteligencia magistral y utilizando el arte de la palabra escrita, nos hizo comprender el amargo escenario en que se encontraba un pueblo, que dormitaba como un moribundo. Basta con que leamos un fragmento de su poema de amor:
…los arrimados, los mendigos, los marihuaneros, los guanacos hijos de la gran puta,
los que apenitas pudieron regresar, los que tuvieron un poco más de suerte,
los eternos indocumentados…
La historia es cruel, pues a Roque Dalton, lo mataron los altos mandos de la izquierda radical, esos mismos a los que con sus profundos aportes a la conciencia de la nación, los hizo evolucionar hasta que se convirtieron en un poderoso ejército guerrillero. La convicción de la fuerza guerrillera, estuvo alimentada incansablemente por la poesía y la narrativa, que además influía fuertemente en la población que apoyo los esfuerzos guerrilleros. En la década de los setenta surgen las cinco organizaciones políticas militares que conformaron a principios de los ochenta el fmln. La guerra duró doce años y abarcó la década completa de los años ochenta; hasta la firma de los acuerdos de paz. Con el acuerdo de paz, se desmovilizaron las fuerzas  guerrilleras y el frente guerrillero se convirtió en partido político, como una alternativa de “cambio real”, frente a los expoliadores oligarcas, quienes  con sus partidos reaccionarios y a través de la historia han confeccionado un Estado servil, el cual siempre ha beneficiado la protección de sus riquezas. Al interior del fmln, los hombres y mujeres, que dirigieron la guerra; en la nueva situación, se convirtieron en los máximos dirigentes del partido, por lo que no fue difícil que aparecieran las viejas pugnas de poder interno, cuyas raíces se encontraban profundamente metidas en la conciencia de los otrora comandantes, desde los días aciagos de la guerra. A medida que avanzó la década de los noventa, al interior del partido se desataron grandes fragmentaciones debido a las luchas de poder interno. Ante esas crisis la cúpula hegemónica  comandada por los señores de la guerra, aplican el mismo sistema utilizado en la guerra, en donde “la orden no se discute, solo se obedece”. Por eso es muy común observar la expulsión de todo aquel que no quiera obedecer. Este comportamiento antidemocrático y abusivo, paulatinamente ha desencantado a muchos  intelectuales, artistas, campesinos, obreros sindicalizados y excombatientes guerrilleros. Muchos de ellos, bailaron borrachos de alegría, en la fiesta del 16 de enero de 1992, día en que se firmaron los acuerdos de paz. Ahora que el fmln se encuentra en el poder del ejecutivo,  el estado servil que construyó la oligarquía sigue intacto y sirve como oficina de sus ambiciosos planes. Mientras los altos dirigentes del partido han creado un vergonzoso clientelismo al interior del partido y que tiene una poderosa influencia en las instituciones gubernamentales y alcaldías, en las que prevalece el nepotismo y el pago de favores. Al interior de los mandos medios de dirección, se desatan fuertes luchas para lograr puestos importantes de dirección o la búsqueda de privilegios. No es desconocido que algunos viejos comandantes, se han convertido en acaudalados empresarios y viven mejor acomodados, que algunos burgueses de la vieja oligarquía. Cuando bajaron de la montaña, fueron sobradamente adulados como representantes de los nuevos tiempos, y  eso en lugar de volverlos más sensibles con los cambios profundo que el pueblo necesita, sólo aceleró el deseo de abandonar las zonas en donde dirigieron la guerra y dejar de caminar a pie, por los parajes de la campiña de las zonas anteriormente conflictivas; para conducirse hoy, en camionetas del año, con aire acondicionado, siendo escoltados por guardaespaldas fuertemente armados. El lujo y las comodidades para estos otrora comandantes, se ha vuelto en una manera exclusiva de vivir, y para mantener ese estatus, se debe fomentar la manipulación y el abuso de poder, haciendo a un lado a todo aquél que represente un obstáculo, a sus intereses. La anterior situación, hace recordar aquélla canción del grupo musical de origen venezolano de nombre “Ahora”, la cual dice:
“..Gran hablador de Lenin, de Mao eres pasionario,
de Fidel adorador, de práctica reaccionario.
Con cargo en un ministerio, cuestionador del sistema
Todos te reconocemos, oportunismo es tu emblema
Revolución de papel, por las noches el café,
  y con cuatro compañeros, entre cerveza y mujer...”
Para nadie es desconocido que el fmln, a medida que ha ganado poder político, se ha desvinculado paulatinamente con los movimientos reivindicativos de la clase obrera y campesina, y ha venido construyendo una férrea alianza con los grupos oligárquicos, convirtiéndose de un aparente partido revolucionario socialista, a un partido electorero. Esa tendencia inevitablemente crecerá aún más, pues la ambición es del tamaño de la ceguera de sus dirigentes. En un futuro, el partido comenzará a languidecer, y su muerte como movimiento político de “izquierda”, será provocada no por la oligarquía como el enemigo de clase, sino como una implosión en sí mismo, la cual tendrá su poderoso origen, en la codicia y el abuso desmedido y voraz de sus dirigentes. Ante esta oscurecida visión de la realidad, la literatura no puede apagar la antorcha de la esperanza. Estamos en tiempos turbulentos; debemos por tanto volver a retroalimentar la necesidad del cambio fundamental que, todos necesitamos. Para eso se vuelve urgente la palabra escrita por los obreros de la esperanza. El Salvador sigue necesitando la revolución cultural y social que esperaron nuestros ancestros. Poetas y narradores es el momento nuevamente de alzar la voz y comenzar a despertar al  dragón dormido, pues como decía Roque Dalton:
El Salvador será un lindo

y (sin exagerar) serio país

cuando la clase obrera y el campesinado

lo fertilicen lo peinen lo talqueen
le curen la goma historica
lo adecenten lo reconstituyan
y lo echen a andar.

El problema es que hoy El Salvador

tiene como mil puyas y cien mil desniveles

quinimil callos y algunas postemillas

cánceres cáscaras caspas shuquedades
llagas fracturas tembladeras tufos…



5 comentarios:

  1. Me gusta leer mucho sus obras literarias amigo Sergio, felicitaciones por esta importante narrativa amigo, saludos fraternos

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  2. Colega un orgullo de El SalvadoR,de la UES. Saludos.

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  3. Colega, orgullo de El Salvador, de
    La UES.saludos.

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  4. Gracias estimado colega y ex compañero del alma mater.

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Gracias por sus aportes

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