sábado, 20 de enero de 2018

El Cine Cuscatlán y la adolescencia de los 80s, por Sergio A. Flores.


En Cojutepeque, antes de que existiera, YouTube, Facebook, WhatsApp, los cipotes de principios de la década de los ochenta, únicamente podíamos comunicarnos por teléfono fijo, el cual era un lujo tecnológico que poseían unos pocos. Era común por tanto que los adolescentes de esos días, nos reuniéramos en las casas de nuestros amigos, en donde hacíamos tareas y nos divertíamos hasta tarde. Cuando salíamos de  nuestras casas, lo hacíamos sin ningún temor, y con total libertad, podíamos caminar desde el Walter Thilo Deininger, hasta la Estación. En la poderosa década de los ochenta a pesar de la guerra civil, la juventud cojutepecana fue influenciada por el baile break dance, por lo que era común encontrar adolescentes, en esquinas o al interior del parque viejo, haciendo baile competitivo, alrededor de una enorme grabadora de casetes a todo volumen. El entretenimiento casero de esa masa ochentera de muchachos locos,  fue la televisión, en ese tiempo ya era a colores;  con sobrado placer se disfrutaban series como: Los Magníficos, El auto fantástico, McGyver, Los años maravillosos etcétera. Otros inventos tecnológicamente mágicos y que revolucionaron la vida de los cipotes cojutepecanos en esa década, fueron el VHS, los Woodman, las maquinitas de video juegos, entre otros.


Sin embargo hubo un lugar, que aunque no fue construido en los ochenta, fue punto de referencia de gran importancia, en el entretenimiento para jóvenes y viejos de aquel Cojutepeque que recordamos. Ese lugar fue el Cine Cuscatlán. La primera película en “Premier”, que tuve el gusto de disfrutar fue La Guerra de las Galaxias Episodio VI, El Regreso del Jedi, recuerdo que ese día era viernes, y el cine estaba lleno, con mucha gente de pie en los pasillos; todos queríamos disfrutar la saga que nos marcó y sigue marcando a las nuevas generaciones. Ese día salimos extasiados por los adelantados efectos especiales de la película y el día lunes en la escuela, se convirtió en un grandioso tema de conversación. Fue en el Cine Cuscatlán, en donde le robé un beso a una compañera de octavo grado, cuando estudiaba en la Escuela Luis Pastor Argueta. Ese grandioso recinto nos llevó a todos los espectadores, detrás de Indiana Jones y Los cazadores del Arca Perdida, El barrendero de Cantinflas, Fantasma en el Paraíso, Alíen el octavo pasajero, Depredador, Rambo, El Exterminador, entre otras grandes producciones. Los días sábados, por la mañana había doble función, en el que se disfrutaban películas del maestro en artes marciales  Bruce Lee  y de otras de menos categoría, sobre el mismo tema; cabe mencionar que las películas sobre artes marciales influenciaron  la creación de escuelas de ese deporte en nuestro Cojute. Los miércoles a las seis de la tarde, había la función conocida como “Doble sorpresivo, solo para adultos”. En ese tiempo no existía la Ley Lepina, por lo que no era difícil, colarnos en su interior, para también ser partícipes del cine procaz y lascivo. No puedo dejar de mencionar que, fue lugar de graduaciones y eventos importantes de la ciudad. En fin el Cine Cuscatlán tiene su espacio reservado, en la avalancha de recuerdo sobre aquel Cojute que, vive en nuestra memoria. 

Un día  soleado, mientras caminaba por las calles de la ciudad, pasé frente al Cine Cuscatlán, alguien había dejado abierta la baranda; sentí la necesidad de entrar y así lo hice, me coloqué en el centro de la entrada principal, donde antes colgaban las gruesas cortinas color ocre. El Cine Cuscatlán ahora luce abandonado, casi destruido por los elementos. Ninguna autoridad se ha comprometido a rescatarlo y el único esfuerzo sincero que, existe es el de unos muchachos emprendedores de una organización conocida como Fundarte Cojutepeque, quienes han propuesto directamente al gobierno, rescatar el inmueble y convertirlo en un teatro, para que el Cine Cuscatlán vuelva a sus días esplendorosos; sin embargo el silencio en las instituciones solo hace resaltar su nulo interés por hacer algo en beneficio de la cultura de nuestro municipio. Al ver su aspecto deteriorado, clavé los ojos en la vieja pared donde se lucia la enorme pantalla, y por un momento se me dibujaron las luces de aquellas películas que marcaron mi adolescencia. Sentí melancolía; antes de seguir mi marcha me despedí, tal como lo haría hacia un viejo y grandioso amigo del cual tengo grandes recuerdos.

5 comentarios:

  1. Importante lo que has compartido, haces que los que vivimos esos días recordemos nuestra adolescencia, la nostalgia de momentos que no volverán, me encanta como cuentas los recuerdos.

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    1. Gracias por su comentario. Vale pena hacer un retorno a los años maravillosos.

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  2. Yo fui a ese cine de adolescente alli vi papillon, Roki I y II carrie y tantas peliculas buenas

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  3. En el año de 1966 fue la graduación de mi 6o.de la Escuela Eulogia Rivas.Yo participe en un acto del grupo de danza bailando El Bolero de Rabel, fue precioso con reflectores de colores. Hubo mas números de danzas. La princesa era representada por Dagmar Poca sangre.

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  4. Tuve la oportunidad de introducirme en el Cine, ya en su decadente aspecto y encontré las maquinas de proyección en un total abandono, realmente un museo una sala de exposición artística seria bueno en el lugar.

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