lunes, 9 de abril de 2018

La vieja Alcaldía de Cojutepeque, un cementerio de recuerdos.


Hace muchos años, y antes que sucedieran los dos terremotos del año dos mil uno (enero y febrero), la Alcaldía Municipal de Cojutepeque, se encontraba en una vieja casona colonial, construida a finales del siglo XIX, cuya  entrada principal tenía un bonito pórtico elaborado con un fino estilo barroco. Dos puertas de cedro macizo, hacían un bonito conjunto y permitían el acceso a su interior. Adentro estaba constituido por un amplio patio y un largo corredor que formaba una letra “L”; en una de las esquinas y como parte de su ornamento interno, se encontraba una bonita fuente. Y en sus amplias salas, se distribuían las diferentes oficinas de la administración municipal. Realmente el edificio era un monumento que representaba la herencia del gusto arquitectónico de los antiguos cojutepecanos.
En esa vieja casona se desarrollaron los bailes más importantes en las fiestas patronales, como el baile típico de las fiestas enerinas. Un viejo cartel escrito a principios de los años setenta y que aún conserva de recuerdo un viejo cojutepecano, reza de la siguiente manera: "Gran baile de gala en honor a Iris I, Reina de la Caña de Azúcar a realizarse en los amplios salones de la Alcaldía Municipal, amenizado por orquesta de los Hermanos Flores y aparatos Shure Cuadrafonicos, con sus luces, entrada: Caballeros 2 colones, Damas 1 colón”. Además se celebraron muchos bailes con fines benéficos; así mismo en su patio realizaba sus ensayos el grupo de danza folclórica "Tonatiuh", el cual representó a Cojutepeque en varios concursos  a nivel nacional e internacional. Siendo también un espacio ideal para convenciones  y recepciones de todo tipo.
Después de los terremotos del 2001, la vieja casona sufrió graves daños en su estructura. Debido a eso no había otra salida que demolerla. Con ese acto, la dirigencia de la administración municipal, en aquel tiempo, cundida de mercaderes con nula visión cultural, vieron una formidable oportunidad para traer el “desarrollo” a Cojutepeque y en lugar de volver a levantar una estructura arquitectónica moderna, que rescatara la memoria de aquella casona, la cual, ya era la casa del pueblo, pensaron mejor en hacer un cambio radical. Por lo que en silencio y con hermetismo concesionaron, el predio baldío a la multinacional Burger King, para que los cojutepecanos fuéramos “felices” comiendo hamburguesas.
Esos mercaderes de la administración municipal, sistematizaron la usurpación de espacios públicos, para ser entregados a multinacionales, pues eso mismo que hicieron con el predio en donde se encontraba la vieja Alcaldía Municipal, también lo repitieron con la concesión de un gran espacio del mercado municipal a la multinacional Dólar City, a sabiendas de la falta de espacios para reubicar a la sobreabundante cantidad de vendedores ambulantes.
Por ahora el local del Burger King, más bien parece una enorme lápida en cuyo simiente descansa en el olvido, la casona del pueblo, aquella de la que solo quedan melancólicos recuerdos. Los constructores del restaurant, quisieron dejar un recuerdo, por lo que a manera de “adorno”, colocaron la antigua fuente, de la vieja casona, enfrente del nuevo edificio; para que  entendamos que estamos frente a un nuevo colonialismo.
Debemos conservar lo que aún queda de nuestra memoria histórica, Cojutepeque se lo merece.



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