El buen contador de historias
debe tener el talento de mantener la tensión, manejar muy bien los momentos del
relato y darnos un satisfactorio final. Enrique Umbre, en su libro Jacinto Vera Historias verdaderas, hábilmente
logra esos objetivos, al conducirnos de la mano al interior de su querido
barrio de la infancia Jacinto Vera. El
libro se puede leer en una sola sentada, con derecho a repetir, pues sus anécdotas
están ilustradas con un estilo sencillo, pero cundidas de buen humor, desarrollado
en la vida cotidiana de individuos reales, y dentro del entorno de vecinos y
buenos amigos. Umbre además, nos muestra una fotografía de la vida de cuando
era un adolescente, viviendo en un ambiente en donde los muchachos se sentían
protegidos alrededor de sus vecinos, quienes los cuidaban como si fueran sus
hijos. De esa manera trascurría una vida llena de aventuras entre el boliche,
la calle y el ocio bien aprovechado. Es necesario agregar que este tipo de
propuesta literaria, se vuelve interesante, pues devela el convencionalismo
social, existente en un periodo de tiempo en el Montevideo de unos cincuenta
años atrás, que no solo sirve para entender mejor ese pasado, sino también para
establecer la diferencia con el presente. Además para mejorar las
ambientaciones históricas de las nuevas propuestas literarias, que enmarcan
procesos sociales e históricos. Invito a los lectores de buena literatura, para
que adquieran su ejemplar de Jacinto Vera
Historias verdaderas.
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