“Mis pies estaban totalmente llagados; la
ropa, raída. Nuestros ojos
Estaban hundidos en nuestras caras y al
mirarnos,
nos asustábamos de esos fantasmas compañeros de infortunio…”
Miriam Bek
En marzo de 1944, el ejército nazi ocupa Hungría, Miriam Bek, era una
chica de dieciséis años, vivía con su familia en Kolozvár, y a partir de esos
acontecimientos su vida experimenta un traumático cambio, que la marcó para siempre. Debo confesar que como lector he tenido oportunidad de leer
testimonios de sobrevivientes del Holocausto y soy consciente que antes de
comenzar el viaje de lectura, se debe estar preparado, pues de antemano se
vislumbra un recorrido cundido de dolor. El testimonio de Miriam, recogido en
el libro Una voz para la memoria. Testimonio de una uruguaya
que sobrevivió a once campos de concentración. Fue escrito por Miguel
Kertesz, quien además de ser escritor, es hijo de la protagonista. Su lectura
fue especial por varias consideraciones que deseo compartir. En primer lugar el
autor del libro, me lo entregó directamente de su mano, dentro del ambiente
familiar en su cálido hogar que comparte con Anita, su esposa, en Montevideo.
Mientras conversábamos sobre el Holocausto judío, Miguel me dijo: Como hijo
también me considero un sobreviviente, pues si ella hubiera muerto en algún
campo de concentración, simplemente yo no existiera. En ese momento me di
cuenta, lo cercano que me encontraba de un ofendido directo de esos horrendos crímenes,
de esa manera superaba el estado de anonimato del que cuenta la historia y la
oportunidad de un entendimiento humano y fraterno de la tragedia humana que se
aborda en el libro. Por otra parte Miriam, su madre, tiene la edad de noventa y
cuatro años, actualmente vive en Estados Unidos, junto a su hija, goza de buena
salud, a pesar de haber padecido hambre y sed en el tiempo que duró su
cautiverio; en el libro ella dice “…Más
de sesenta años después, conservo la sensación de padecer de sed, una sed que
no se te va nunca.”. Durante su tremenda aventura, fueron asesinados su
madre y su padrastro, y un total de veintiséis familiares fueron exterminados
en los campos de la muerte nazi. En su odisea cruzó por Auschwitz, Ravensbrück,
Rechlin, entre otros. Su experiencia es sorprendente también, pues además del
hambre y la sed, sufrió enfermedades terribles, que la mantuvieron al borde de
la muerte. El libro es un poderoso llamado a la conciencia para que como
humanidad, no permitamos que esas atrocidades vuelvan a repetirse, pero también
es una lección de vida, pues ella, aun frente a situaciónes en la que podía
perderla de un momento a otro, siempre se dijo que saldría viva de esos
infiernos. Hoy en día Miriam nos dice lo siguiente: Vivo una vida muy sana. Al viajar a Sudamérica, retomé la natación, que
practiqué hasta los ochenta y cuatro años. También he hecho Yoga, Pilates y
thai chi, casi nunca me enfermo. Varias veces por semana me reúno con amigas. De
mi parte, le extiendo mi profundo agradecimiento a Miriam, por compartirnos su
experiencia y animo a los lectores, para que puedan hacerse de un ejemplar del
libro.
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