jueves, 19 de marzo de 2020

En El Aleph de Borges, el universo está adentro de nosotros. Por Sergio A. Flores


   



La primera vez que tuve la oportunidad de leer el cuento El Aleph, de Jorge Luis Borges, me pareció una suerte de relato sin sentido, aburrido y carente de logicidad. En esa primera lectura, y cuando a mitad del relato, apareció la palabra El Aleph, me imaginé de golpe que podía tratarse de un instrumento musical. Al final de la lectura, volví a intentarlo y el fracaso fue más evidente. Decidí dejarlo, pues Borges me desarmó en dos jugadas. Vencido, me quedé sin darme la oportunidad de un nuevo intento. Es de admitir que cuando sucedió esa derrota con uno de los grandes literatos latinoamericanos, fue mientras estudiaba tercer año de bachillerato, a finales de la década de los ochenta.

Con el tiempo y habiendo ganado madurez y experiencia en la lectura, decidí emprender nuevamente un encuentro con el enigmático cuento. Al leerlo con una intención más abierta y versátil, comprendí primeramente, que suceden situaciones extraordinarias, por lo que no debía considerarlo como una trama de relaciones humanas. Luego comprendí que su contenido se encuentra encriptado, en un lenguaje simbólico que guarda una verdad oculta.  Al identificar esos elementos, entendí que Borges, plantea su relato, como la invitación a un juego de ajedrez, en el cual él, mirando al lector fijamente a los ojos, hace su primera jugada, esperando que su adversario, demuestre su destreza para jugar y ganarle en su partida. 

Partiendo de lo anterior, haré mi propio esfuerzo, por dar una opinión sobre los elementos, que encontré en el cuento El Aleph. Es bueno aclarar que no pretendo que los argumentos, que diré a continuación sean considerados un entretejido intelectual de crítica hacia el producto del escritor, pues simplemente son la opinión de un lector.

Como lo dije anteriormente, el cuento se encuentra expresado en un lenguaje simbólico, por lo que las cosas que suceden en el desarrollo del mismo, no pueden considerarse literalmente. Partiendo de eso se entiende que el lenguaje simbólico del cuento El Aleph, es un conjunto de personas, objetos e imágenes que se desarrollan en una narración extraña, la cual a simple vista genera desorientación y carencia de lógica. Pues el objetivo es representar algo más del lenguaje simbólico, y cuya develación solo puede ser posible, mediante una interesante tarea de descubrimientos, utilizando en este caso, la herencia ancestral de la filosofía oriental.

El primer elemento simbólico, que devela una importante pista para la interpretación general del cuento, es su nombre. Aleph, es la primera de las 22 letras que conforman el alfabeto hebreo. Las cuales están asociadas al ser humano pues se les considera que tienen cuerpo, alma y espíritu. Según la enseñanza de la Kabbalah el Universo fue creado por diez expresiones de Dios, compuestas por las letras hebreas, que como bloques de construcción fueron las herramientas para establecer el orden de todo lo creado.

Aleph es el símbolo de la unidad, del principio, de la continuidad, de la estabilidad, de la equidad. Es el nexo entre los mundos superior e inferior, entre la tierra y el cielo, entre el mundo y el cosmos. Es la potencia de la energía primaria, el origen de todo, sin principio ni fin. La forma de la letra corresponde a una cabeza de buey con sus cuernos. Simboliza la fuerza pacífica y la calma, a imagen del instructor que traza progresivamente los surcos de saber, a semejanza de líneas en el espíritu de su discípulo para prepararlo al conocimiento.

La letra Aleph Se encuentra expresada claramente en el centro de los canales intersefiroticos que unen El árbol de la vida, el cual es uno de los símbolos cabalísticos más importantes del judaísmo. Está compuesto por 10 esferas (sefirot) y 22 senderos, cada uno de los cuales representa un estado (sefirá) que acerca a la comprensión de Dios y a la manera en que él creó el mundo. La Kabbalah desarrolló este concepto como un modelo realista que representa un mapa de la creación. Se le considera la cosmología de la Kabbalah.

Es bueno decir que el estudio de la Kabbalah, es extenso y no es el objetivo de esta opinión profundizar en ello, sin embargo, es en esa ancestral filosofía, donde se basa, gran parte de la interpretación simbólica del cuento. En ese sentido J.L.Borges era un amplio conocedor del tema, basta con escuchar la conferencia que ofreció sobre la Kabbalah entre junio y agosto de 1977.

Partiendo de lo anterior, se debe entender que el desarrollo de los acontecimientos y sus personajes en el cuento, son símbolos, que aluden a una verdad sustancial, inmersa en cada uno de nosotros. Desde esa perspectiva, el cuento sucede como una dramatización de la conciencia humana. Sobre ese aspecto es pertinente decir que las filosofías ocultistas de oriente, sostienen que el Ser Humano, manifiesta su pensamiento por medio de una mente dual. La dualidad es una condición natural en todo el universo (día-noche, negro-blanco, frío-caliente, mujer-hombre etcétera). En ese sentido, Jean Piaget (Epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo, considerado el padre de la epistemología genética), manifiesta que la mente se expresa por medio de una mente concreta, la cual se describe como la que realiza los procesos básicos de pensamiento, que incluye observación, comparación, relación, clasificación, que son la base del análisis-síntesis; la mente concreta mantiene un continuo juzgamiento de su entorno y su atención esta dirigida a los acontecimientos externos. Por otra parte se manifiesta también por medio de una mente abstracta, esta se caracteriza por realizar procesos de reflexión consiente, accede a sus propias representaciones y las modifica; en la mente abstracta se encuentra la facultad de construir cánones, que abre camino a la intuición o razón pura, que es la facultad que le permite al hombre y a la mujer, ponerse en contacto con la mente universal.

Es necesario agregar que la mayoría de individuos, viven utilizando su cerebro concreto sin poner oídos a la guía infalible de su corazón, eso los conduce a convertirse en autómatas, actuando siempre hacia lo externo, lo cual produce  alegrías ficticias y una existencia cargada de experiencias desagradables.

Al abordar el cuento El Aleph, con un sentido de interpretación, se puede entender que los personajes son realmente condiciones de la mente. En el caso del personaje Carlos Argentino Daneri, se pone de manifiesto el ego de la personalidad fragmentada, que se manifiesta en la mente concreta. Este personaje, es egocéntrico, histriónico, por lo que no es capaz de reconocer los sentimientos de los demás, y siempre quiere ser, el centro de atención. Sus asociaciones mentales están relacionadas con la necesidad de ser considerado un erudito, que aspira a ser reconocido por su capacidad de conocer muchas cosas y dominar la expresión poética. Esas son características de la mente, que se encuentra enfocada en lo externo, en lo finito. Carlos Argentino Daneri, representa el lado de la mente que se entretiene en ilusiones, que a la postre generan sufrimientos.

Como contraparte dual a Carlos Argentino Danerí, se presenta Borges, este personaje, encarna a la mente abstracta; sus intervenciones mientras platica con Daneri, son lacónicas; la mayor parte del tiempo lo pasa escuchando, mientras mantiene una actitud de desdeñosa atención, hacia su verborrea. En sus adentros el personaje Borges, considera las ideas de Daneri, como ineptas y pomposas, y su poesía la califica de cacofónica y caótica. En un fragmento del cuento se puede leer “…La locura de Carlos Argentino me colmó de maligna felicidad; íntimamente, siempre nos habíamos detestado...”

La mente abstracta tiene la disposición de crear ideas originales y conexión con el mundo inmaterial, que potencia nuestra facultad creativa. Esto implica la capacidad de cambiar, a voluntad de una situación a otra, de descomponer el todo en partes y analizar de forma simultanea distintos aspectos de una misma realidad. La mente abstracta busca la belleza, en el silencio de la intuición, la cual se desarrolla por medio de disciplinarse y establecer un equilibrio de los estados mentales. En el relato, vemos que Borges, visita la casa de la calle Garay, en cada cumpleaños de Beatriz Elena Viterbo, quien es, un personaje que tiene un importante papel, en la integración simbólica del cuento, y del cual hablaré más adelante. En cada ocasión que visita la casa, siempre se presenta con módicas ofrendas de libros. Buscaba la manera de quedarse el máximo tiempo en la atmosfera de la casa, no para escuchar a Danerí, sino para sentir la presencia de Beatriz Viterbo, cuya fuerza de inspiración la vemos maximizada, en la conciencia del personaje Borges. Él visitaba la casa, para ser envuelto por la presencia de Beatriz, quien personifica una fuerza invisible que le da razones, para seguir existiendo.
 
Beatriz Elena Viterbo, es un personaje misterioso, no hay una historia previa, de la relación amorosa entre Borges y ella, y el escritor nos da la libertad, para poder imaginarnos posibles escenarios de su amorío. Sin embargo la manera en como se aborda a Beatriz Viterbo, podría decirse que es una recreación de la vida de Dante Alighieri (Florencia, c. 29 de mayo de 1265-Rávena, 14 de septiembre de 1321). Según la biografía de Dante, uno de los acontecimientos más importantes le sucede, cuando conoce a Beatriz, de quien se enamora perdidamente, ella era una mujer casada, y quien muere de una enfermedad desconocida, el impacto de su pérdida fue el motivo, para que Dante la exalte, como símbolo supremo de la gracia divina en su primera obra la Vita nova, y más tarde en su obra maestra, La Divina Comedia.



Si observamos en el cuento El Aleph, encontramos pistas que relacionan ambas historias. En primer lugar, el personaje Borges dice que Beatriz Viterbo, murió de una imperiosa agonía. No se menciona, la enfermedad que le provocó la muerte, tal como se expresa en la historia de Dante. En el cuento hay un fragmento, que dice: "...  De nuevo aguardaría en el crepúsculo de la abarrotada salita, de nuevo estudiaria las circunstancias de sus muchos retratos. Beatriz Viterbo, de perfil, en colores; Beatriz con antifaz en los carnavales de 1921; la primera comunión de Beatriz; el día de su boda con Roberto Alessandri; Beatriz poco después del divorcio, en un almuerzo del club Hipico; Beatriz en Quilmes con Delia San Marcos Porcel y Carlos Argentino; Beatriz, con el pekines que le regalo Villegas Haedo; Beatriz de frente y de tres cuartos, sonriendo la en le mentón...". Un elemento interesante en este fragmento es la información de que Beatriz Viterbo, fue una mujer casada. En este punto no sabremos, en que momento Borges y Beatriz Viterbo, iniciaron su romance, pues pudieron haber sido amantes, mientras ella estaba casada, tal como sucedió en la vida de Dante, según su biografía. Por otra parte, Dante y el personaje Borges, se enamoran apasionadamente de Beatriz.   

En este caso y siguiendo la corriente de interpretación simbólica que se encuentra encriptada en la obra La Divina Comedia, podemos decir que Beatriz Elena Viterbo, representa el alma que no muere, y nos estimula, al inevitable encuentro con nosotros mismos. Sobre este aspecto es bueno señalar, que en el cuerpo de doctrina de la Teosofía, el Alma, es considerada como el principio vital o soplo de vida, es también considerada el eslabón entre el Espíritu divino del Hombre y su personalidad inferior.
Desde esa perspectiva, y al integrar los tres elementos; mente concreta (Carlos Argentino Daneri), mente abstracta (Borges) y el Alma ( Beatriz Elena Viterbo), podemos llegar a la siguiente conclusión: Nuestro mundo interior tiene una fuerte influencia de los deseos de la personalidad, la cual es fácilmente seducida por los atractivos y halagos de la vida material, confundiéndonos en una maraña de controversias, pues cada uno se entretiene buscando multiplicar goces y ganancias materiales, que en definitiva son una ilusión generadas por la mente concreta. Pero en nuestro interior también se encuentran los estímulos que provienen de una voz balbuceante que nos incita a buscar en nuestro silencio interno, esa verdad, que está en nosotros y que nos libera de la ilusión del mundo; y que provienen de una inteligencia superior, eso es, a lo que podemos llamar mente abstracta. Por otra parte, esa necesidad de transformación se genera desde el alma, que clama y no es oída, pues estamos entretenidos con el palabrerío, y solo es escuchada por aquellos que han decidido el emprendimiento, hacia el estado de la liberación mediante el silencio y la contemplación.

 En el cuento, Daneri, lleva a Borges para que aprecie El Aleth, en esa escena se describe lo siguiente:
“…Carlos entró poco después. Habló con sequedad; comprendí que no era capaz de otro pensamiento que de la perdición del Aleph.
-Una copita del seudo coñac -ordenó- y te zampuzarás en el sótano. Ya sabes, el decúbito dorsal es indispensable. También lo son la oscuridad, la inmovilidad, cierta acomodación ocular. Te acuestas en el piso de baldosas y fijas los ojos en el decimonono escalón de la pertinente escalera. Me voy, bajo la trampa y te quedas solo. Algún roedor te mete miedo ¡fácil empresa! A los pocos minutos ves el Aleph. ¡El microcosmo de alquimistas y cabalistas, nuestro concreto amigo proverbial, el multum in parvo!
Ya en el comedor, agregó…
-Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio... Baja; muy en breve podrás entablar un diálogo con todas las imágenes de Beatriz…”

Este dialogo es interesante, pues Carlos Argentino Daneri, le indica qué debe hacer, para lograr el estado adecuado de atención y contemplación (La mente debe estar serena y dirigida al receptáculo de su corazón), para ver El Aleph; además le indica que debe fijar la vista en el decimonono escalón de la pertinente escalera. El decimonono es el número 19, si sumamos 1+9 =10. Diez, es el número de sefirot (esferas) que tiene el árbol de la vida de la Kabbalah, además el número 10, es la expresión de perfección del Ser Humano.
Esto es muy interesante, pues lo que hace el escritor J.L. Borges, en esta escena del cuento, es una dramatización de la escalera de Jacob. En Génesis 28:12, dice: Había una escalera que apoyada en la tierra, su cima llegaba al cielo, y por la que subían y bajaban los ángeles cabalísticos. El sueño de Jacob, es una experiencia mística, que se revela al hombre que ha comenzado a despertar del mundo de la ilusión. Esta escalera, es la escalera de su conciencia, que va desde lo más terreno (desde lo más concreto), hasta lo más alto y abstracto de su ser, y es la manera más antigua de denominar al árbol de la vida según la Kabbalah. Lo que el personaje Borges observa, al abrir los ojos, es una experiencia de iluminación, es un despertar, un darse cuenta, de la verdad imperecedera del infinito. Así como el Buda, solo puede iluminarse, el que ha recibido suficiente luz, desde el centro de su propia conciencia, para lograr un nivel superior de intuición reveladora. Esta Iluminación no la perciben los sujetos que se encuentran debajo de ese nivel de vibración consiente. 



Para finalizar esta opinión, vale decir que la experiencia que el personaje Borges tiene al abrir los ojos, y contemplar el Aleph, es muy parecida a lo que se encuentra en el capitulo 11, del libro sagrado El Bhagavag Gita, el cual se titula "Contemplación de la forma universal":

11:4. ¡Si piensas que soy digno de verla, oh Señor, muéstrame tu Esencia Eterna, oh Rey del Yoga!
El Señor Krishna dijo:
11:5. ¡Contempla, oh Partha, mi Forma, de cientos de caras, de mil aspectos, Divina, multicolor y multiforme!
11:6. ¡Contempla a los adityas, a los vasus, a los rudras, a los asvins y a los maruts! ¡Contempla los milagros innumerables, oh Bharata!
11:7. ¡Contempla en Mi Ser, oh Gudakesha, el universo entero —móvil e inmóvil— con todo lo que deseas ver!
11:8. ¡Sin embargo, en verdad, no puedes contemplarme con esos ojos! ¡Te doy los ojos Divinos! ¡Mira Mi Yoga Regio!
Sanjaya dijo:
11:9. ¡Habiendo dicho esto, el Gran Señor del Yoga manifestó a Arjuna Su Forma Universal,
11:10. con innumerables ojos y bocas, con infinidad de fenómenos milagrosos e incontables adornos y armas divinos,
11:11. ataviada con vestidos y collares divinos, cubierta de aceites aromáticos divinos, con rostros dirigidos hacia todas las direcciones, completamente maravillosa, ardiente e infinita!

No hay duda que J.L. Borges, es un genio del malabarismo filosófico. En este cuento demuestra su maestría. Gracias querido escritor por tu grandioso legado.



https://www.youtube.com/watch?v=FwK8_HAs4KQ&t=4s



1 comentario:

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