Con sobrado placer he leído la novela
Aventuras de un Zángano, del escritor
y poeta hondureño Javier Vindel. La narración es un impacto de emociones que
vale la pena comentar. Pero antes de entrar en los detalles del libro, debo detenerme,
para poner en relieve a su creador. Javier Vindel es un reconocido poeta y
narrador en su querida Honduras, nacido en San Pedro Sula, su trayectoria en
las letras, ha sido galardonada en varios certámenes, además de haber dedicado
tiempo en esfuerzos solidarios, por la poesía y la narrativa. Por ahora es
miembro de la distinguida Sociedad Literaria de Honduras. He tenido la
oportunidad de leer su poesía, y uno de los poemarios inolvidables es el titulado
H2O, el cual recomiendo, para que tengan la oportunidad de disfrutar su potente
verso.
Aventuras de un Zángano, cuenta la historia de un adolescente que
por decisión de su padre es internado en el Centro
Educacional Adventista, conocido como el CEA, el cual era un colegio mixto,
ubicado en las cercanías del pequeño pueblo de Santa Cruz de Yojoa, Honduras.
El personaje principal quien es conocido como Zángano, nos introduce en el
mundo de su internamiento, contando sus aventuras y desventuras, mientras
desarrolla su vida de estudiante, junto a otros imberbes compañeros de encierro.
La ubicación temporal de la novela se desarrolla a mediados de la década de los
80 del siglo pasado.
En el desarrollo de los acontecimientos,
el autor con un manejo importante en el arte de narrar, construye una trama con
pleno dominio de la prosa, manteniendo un ritmo impregnado de su maestría en el
verso, esto crea una tensión imposible de soltar, mientras se disfruta su
lectura. A pesar de ser la historia rutinaria de un grupo de estudiantes y
profesores en su relación educacional dentro del colegio. El escritor
construye un lenguaje dinámico y muy particular en la manera de abordar los
simples acontecimientos, descripciones o conversaciones, y para muestra
comparto el siguiente fragmento:
“…la infraestructura del CEA rimaba con el corte transversal de un
pueblo en miniatura: exhibía su topográfi-co esqueleto de Patagotitán mayorum
—tradúzcase: el cerro «pezón de niña»— al fondo a la izquierda del plano
topográfico; una iglesia en forma de A mayúscula, de fuente Times New Roman, que
coronaba a modo de bisoñé arquitectónico la cima de una menuda colina afeitada
en la coronilla y reforestada en las mejillas y el cogote; un ménage a trois
entre dos canchas de básquet de uso múltiple y un mal tatuado campo de fut que
sufría una calvicie crónica; una yunta de hermanos siameses de dis-tinto sexo,
bautizados: comedor y lavandería; un conjunto de fructíferas labranzas, donde
hasta la semilla de un sueño podía nacer..”
Los personajes, gozan de su
propia autonomía, son sueltos y fáciles de individualizar, pues cada uno tiene
ese hilo conductor en sus conductas y pensamientos que los hace ser, lo que
representan en los diferentes momentos en que, aparecen en las escenas. El
lector encontrara ironía, genialidad y picardía en personajes como: kilometro
parado, Porky, Café con sal, El impastor, Animal maldomado, Chepeleón, entre
otros.
El poder que tiene una historia
bien contada, es el encanto de seguir con entusiasmo su lectura. Esto provocado
por el ritmo en cómo se abordan los diferentes momentos, los desenvolvimientos
de cada situación y personajes, así como la de crear pequeños desenlaces satisfactorios
para el lector. Por otra parte y no menos importante es el mensaje que está
transmitiendo el escritor a su público, pues la literatura no es solo una forma
de entretenimiento, sino que sirve para crear opinión, pues mueve al lector a tomar
partido, dentro del mundo de la novela. En el caso de Aventuras de un Zángano, Se crea ese vínculo mágico entre la
historia y el lector, ya que, se pone una realidad concreta al desnudo, en la
que se puede participar, criticar y transformar. Vindel en su obra también habla
de su Honduras, esa que esta pegadita al corazón; para muestra el siguiente
fragmento de la novela:
“…Honduras (bautizada así a causa de sus futuras circunstancias de
vida, hondas y duras, por los profetas Juan Díaz de Solís y Vicente Yáñez
Pinzón, al parecer), el nombre de nuestra patria cinco estrellas que resuena a
precipicio, a agujero negro, a despeñadero, nos retumbaba a novia, a hada
madrina, a madre. En consecuencia, zarandeamos nuestro árbol genea-lógico a fin
de que confirmara la ley de la gravedad un José Francisco Morazán Que-zada, algún
José Cecilio Díaz del Valle, un Juan José Sahagún de la Santísima Trinidad
Reyes Sevilla o algún José Trinidad Cabañas Fiallos, pero jamás un Elempira,
algún Be-nito o un Cicumba, entre otros y otras no menos insignes como: María Josefa Lastiri Lozano, Visitación
Padilla Irías o María Dolores Hernández; Juan Pablo Wainwright Nuila, Manuel
Cálix Herrera o Serapio Romero, alias «Cinchonero»: ilustres descono-cidos en
el Salón de la Fama de nuestras heroínas y héroes patri@s, sant@s patro-n@s de
la equidad de género, del libre albedrío y de la soberanía nacional, que debe-rían
atesorar una multitudinaria membresía en sus clubs de fans y habitar la
catedral de nuestra admiración en reemplazo de la Mujer Maravilla, Superman o
el Hombre Araña, entre otras y otros...”
Animo a usted, estimado lector,
para que cuando salga a luz, la edición de este multicolor libro, pueda adquirirlo
y disfrutar su lectura. Jorge Luis Borges decía que, es más importante leer que
escribir. Esto es fácil de comprender debido a que la disciplina de la lectura,
entrena al cerebro, para volverlo más ágil en la capacidad de respuestas analíticas.
La lectura es el campo de entrenamiento para despertar en el individuo estados superiores de conciencia. Por lo que esta nueva propuesta literaria
se convierte en la oportunidad, para continuar creciendo en el acervo de la
lectura.
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