El escritor, Licenciado Sergio
Alfredo Flores Acevedo, en esta obra alcanza niveles extraordinarios de fineza
en su narrativa. La trama y los dramas son llamativamente conmovedores; las
escenas son sorprendentemente reales; los personajes están bien logrados; cada
personaje se yergue en su propia individualidad y singular perfil; los recursos
estilísticos constituyen el vehículo más natural y coherente; los diálogos que
se suscitan en la obra, tienen la calidad y calidez de los propios
intervinientes; el lenguaje utilizado por el escritor permite que el lector se
sumerja hasta en la ambientación natural o decorada de las escenas , vivas en
sus movimientos, mutaciones y transformaciones.
Las masacres documentadas, las
estructuras gubernamentales intervinientes en delitos de lesa humanidad; otros
grupos no menos delictivos; los obscuros y malignos propósitos que tienen unos
y otros; la pública desfachatez de usuales y constantes actuaciones; las
persecuciones paralelas y simultáneas, que hacen los mareros y la policía,
ponen al descubierto el total rompimiento de la cohesión social, que tanto
propugno Francois Geny; estructuras gubernamentales y no gubernamentales,
dedicadas al sicariato más infame y repugnante, revela de cuerpo entero, la
descomposición y putrefacción de la sociedad salvadoreña, que existe desde
entonces.
Desconcierta, incluso, la clase,
cantidad y calidad de armamento que utilizan las estructuras delictivas;
persiguiendo, a veces a delincuentes no menos perversos y depravados. Como si
fuera poco, también se auxilian y apoyan, en toda clase de recursos
tecnológicos o científicos; en resumen, utilizan en sus maléficas ocupaciones,
tecnología de punta.
La obra logra un perfecto
equilibrio entre lo que llamamos el bien y el mal; la luz y la oscuridad; la
gloria y el séptimo cielo; lo infernal y lo celestial. Y es que el hombre ni es
esencialmente malo, ni esencialmente bueno; todo se reduce al innegable hecho
de que el mundo mundaniza al hombre; el hombre, en cambio, humaniza al mundo;
todo estriba en no alejarse demasiado del punto medio.
La obra transita de un lado a
otro, en flexiones y reflexiones, sobre filosofía, teosofía y sabiduría
antigua. El lector, fácilmente, puede cuestionarse como el hombre con tanta
luz, es capaz de volverse ciego, visual, mental y sentimental. Es mucho el
saber acertado y mucho el hacer equivocado. Hablar de filosofía, teosofía y
sabiduría antigua, es hablar del triangulo vital y existencial del hombre. No siempre
se puede ser breve. El libro que se comenta del escritor Lic. Sergio Alfredo
Flores Acevedo, trata el asunto medular del violín, las cartas y de Don Justo
Armas, de un modo apasionante. No existe duda, el mundo de la música, el mundo
epistolar y el mundo de los personajes míticos como Justo Armas, hacen de la
Narrativa algo mágico y encantador.
San Vicente, 14 de noviembre de
2014
José
Homero Cabrera Díaz
Doctor en
Filosofía
Abogado y
Notario
Comentarista
Literario.
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